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Acción Sindical Estado


         Todas las leyes básicas que han configurado nuestro sistema edu-  El modelo familiar como primera y principal referencia exige fa-
         cativo afirman que la educación tiene como objetivo común el  cilitar a los padres la tarea educativa, con una reflexión seria sobre
         pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos, objetivo  los modelos de conducta externos que se presentan a los niños y jó-
         que trasciende con mucho al de una concepción convencional de  venes y con una valoración específica de la autoridad parental, tan
         la escolaridad que tenga como meta transmitir únicamente cono-  paralela al reconocimiento de la autoridad docente, como elementos
         cimientos y destrezas. Nuestra sociedad demanda a la escuela que  básicos de la relación educativa. Pero para una verdadera regene-
         no se limite sólo a transmitir conocimientos; le pide que forme per-  ración es necesario intervenir, de manera urgente tanto en el mo-
         sonas capaces de vivir y convivir, en un clima de respeto, tolerancia,  delo social como en el modelo educativo.
         participación y libertad y que sean capaces de construir una con-
                                                               Actualmente la escuela encuentra muchas dificultades para realizar
         cepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la va-
         loración ética y moral de la misma. Esa concepción cívica y huma-  esta función social educadora: se ha desprestigiado la educación y
         nista de la educación es la que propugna nuestra Constitución y  su sentido más profundo, la excelencia de la educación. La familia
         ha sido desarrollada, con mayor o menor acierto, por las leyes edu-  y la propia escuela padecen una crisis profunda de autoridad. Se
         cativas.                                              confunde “autoritarismo” con la autoridad que exige todo proceso
                                                               educativo; y muchos padres: para no ser tachados de “autoritarios”
         La educación pretende el crecimiento integral del ser humano,  han perdido la autoridad”. Incluso, más aún, han dimitido de su
         es decir, que el educando alcance su perfección máxima, pero al
                                                               función educadora. La autoridad bien entendida es siempre para
         mismo tiempo la educación tiene una dimensión social, puesto
                                                               ayudar a ser; (augere, ayudar a crecer). La autoridad se sitúa siem-
         que la persona no puede construirse sino en relación con los demás,  pre en el punto de apoyo no en el de la imposición, de modo que
         “es un ser en relación”. Para aprender a ser hay que aprender a  el otro pueda actuar desde su propia libertad y responsabilidad.
         vivir juntos. Una buena educación debe servir, por tanto, para po-
         ner las bases de una sociedad más humana, donde brille lo recto,  Cuando hablamos de corresponsabilidad queremos decir que es im-
         lo moral y lo ético.                                  prescindible que cada uno de los colectivos de la comunidad edu-
                                                               cativa asuma sus responsabilidades: la familia debe reconocerse
         La primera institución educadora, es la familia, en ella se  como transmisor primigenio de los valores. Los profesores, estamos
         viven los primeros sentimientos y emociones. Es en la familia donde
                                                               obligados a dar el máximo siempre y a abordar los nuevos retos so-
         se engendra la confianza en uno mismo y en los demás, y sin con-
                                                               ciales sin desánimo, insistiendo en la formación y el perfecciona-
         fianza no se podrá conseguir avances en la educación. Las primeras
                                                               miento. Los medios de comunicación deben hacer una severa re-
         respuestas sobre el propio ser, sobre los demás y sobre el ambiente,
                                                               flexión sobre su responsabilidad educativa y sobre la ética de sus
         las recibimos en la familia, y así la actuación de nuestras capaci-  mensajes. Y los políticos deben asumir la realidad del fracaso del
         dades vendrá orientada ya por el mundo familiar. Quien primero
         “ocupe” en la persona el terreno de los afectos, la confianza y las  modelo educativo actual, facilitar a las familias los medios para
         primeras respuestas, estará creando los rasgos básicos de su perso-  asumir sus responsabilidades, legislar a favor del profesorado, ver-
                                                               tebrar el sistema educativo y sobre todo sacar a la educación de la
         nalidad. Por ello, no se puede despojar la educación de la fa-
                                                               confrontación política.
         milia, ni esta puede delegar en la escuela su esencial respon-
         sabilidad, si no se quiere correr el riesgo de que nuestros me-  Uno de los grandes desafíos de este siglo es aprender a vivir juntos.
         nores queden engullidos por la misma sociedad.        La misión de la educación es formar a las personas para convertirlos
                                                               en ciudadanos. La educación debe potenciar la responsabilidad, el
         Lamentablemente asistimos a una pérdida alarmante de valores y
         no hemos sido capaces de sustituirlos por otros verdaderos valores.  respeto al otro, desarrollar la ética de la solidaridad y la compren-
         Más bien los hemos sustituidos por contravalores. Por esta pérdida,  sión. Enseñar la ética del género humano, aprender a vivir en la
         se sobrepone lo individual a lo comunitario; se pierde el sentido  tolerancia y el dialogo intergeneracional. Comprender lo humano
         del futuro frente a un presente cómodo, sin esfuerzo  es comprender su unidad en la diversidad.
         ni exigencias; la moral de situación nos lleva a cri-
         terios de subjetivismo y relativismo total frente a la
         objetividad necesaria para actuar rectamente. En
         definitiva, es la familia quien mejor puede hacer
         frente a lo negativo y trasmitir los auténticos valo-
         res, viviéndolos ella misma. Por eso la escuela
         tendrá la necesidad siempre de contar con la
         familia a la hora de educar en valores.
         La misión de la escuela es de apoyo y no de sus-
         titución al deber primordial de los padres: por
         ello, ha de estar en estrecho contacto con los pa-
         dres y la familia. Los padres han de situarse en
         relación íntima, no de sola colaboración mate-
         rial, sino de responsabilidad moral con la escuela,
         tanto en el aspecto cultural como en el profesional
         y educativo.


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