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Firma Invitada
Un Pacto de Estado para la Educación
Cuando comienza el nuevo año 2016 y la nueva legislatura en las Cortes, la crisis
económica todavía no ha dejado de atenazarnos a los ciudadanos de a pie, la
situación internacional se promete seriamente conflictiva y, por lo que se refiere
particularmente a España, el horizonte político nos parece cualquier cosa menos
despejado.
Por la Junta Rectora del Instituto de España
Difícilmente podríamos dejar al margen de las preocupaciones pendientes que, pese a la existencia en el pasado de algunos in-
del país por su más inmediato futuro la constitución de un nuevo tentos al respecto, no pudieron finalmente cerrarse.
gobierno estable nacido de las elecciones del pasado 20 de di-
Como ciudadanos y académicos, la Junta Directiva del Instituto
ciembre.
de España no quisiera que, en tal tesitura, se olvidara un pacto
El proceso se vislumbra complejo; incluso el objetivo final –la de Estado que muchos españoles consideramos inaplazable por
aprobación parlamentaria de un nuevo ejecutivo– puede pare- más tiempo y, en todo caso, fundamental.
cernos hoy por hoy incierto. Muchas de las posibles tareas pen-
Nos referimos al pacto de Estado para la educación. Llevamos
dientes –y acuciantes, según algunas voces–, como el proceso ca- casi medio siglo de reformas sucesivas, tanto en los niveles de pri-
talán, la lucha contra la corrupción, cáncer de nuestra democra-
maria y secundaria como en los superiores, que desafortunada-
cia, o la propia reforma constitucional, exigen una mayo-
mente no han dado todos los resultados positivos que
ría parlamentaria sumamente cualificada. Reclaman serían de esperar.
verdaderos pactos de Estado. Si nuestra clase polí-
tica, que representa legítimamente a todo el país, Un pacto de Concretamente, en lo que se refiere a la univer-
está preparada y dispuesta para ello, constituye Estado que muchos sidad, es preocupante la creciente burocratiza-
otra de las incertidumbres actuales. ción de la docencia y la propia actividad in-
españoles vestigadora.
De lograrse, como parece más tarde o más
temprano imprescindible, el suficiente con- consideramos Decepción que nos conduce a un sentimiento
senso político como para afrontar alguna de las inaplazable y de fracaso si tenemos en cuenta que nunca an-
graves cuestiones antes mencionadas, se abriría fundamental tes el Estado español, en toda su historia, puso
entonces la posibilidad de aprovechar esa plata- tantos medios presupuestarios y materiales al ser-
forma parlamentaria para resolver cuestiones vicio de un sistema educativo universal, obligatorio,
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