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EDUCACIÓN Y SOCIEDAD
VIVIR ES FÁCIL... CON UN BUEN MAESTRO. Crítica de cine.
Por Javier de la Nava
David Trueba se siente atraído por las historias de personajes humildes
que hacen cosas que acaban siendo heroicas. A ellos, les trae sin cuidado
lo que pase a su alrededor, el mundo se puede estar cayendo, sólo pre-
tenden hacer bien su trabajo. Antonio, sencillo profesor de inglés en un
colegio de Albacete, únicamente quería eso: hacer bien su trabajo, es de-
cir, que sus alumnos aprendieran bien inglés. ¿Cómo?, eterna pregunta
para el españolito de a pie, ¡aprender inglés sin esfuerzo! decía un anti-
guo método. Antonio considera que incluir las letras de las canciones en
los discos editados por sus idolatrados Beatles permitirá avanzar en el proceso didáctico y facilitará el aprendizaje de los alum-
nos. Tiene una visión y la persigue. ¿Qué hacer?, pues solicitárselo a John Lennon, líder carismático del grupo. En aquel ve-
rano de 1966, tras cuatro años de éxito planetario, el de Liverpool con una espléndida juventud de 26 años, se encontraba
en plena crisis existencial y en detrimento de su carrera musical abrazaba la de actor. Dirigido por Richard Lester, rodaba una
película antibelicista en Almería. Hasta allí viaja nuestro profesor para plantear al músico su ilusionante petición. La consi-
gue, aunque pocos años después se deshiciera el grupo de cuatro muchachos ingleses de clase media-baja, que desde la nada,
alcanzaron un sideral triunfo.
A partir de un hecho real, David Trueba construye un relato con alma, una película llena de ternura, sin empalagos, una “road
movie” que va directa al corazón. Conmovedora la interpretación de Javier Cámara, absolutamente creíble en su papel de
Antonio, que en la ruta visionaria, se cruza con Belén, víctima de un entorno social hipócrita y reprimido, y con Juanjo, ado-
lescente de 16 años, fugado de casa en plena rebeldía juvenil. Para los tres, Lennon es el icono de la libertad, una aspiración
de aire fresco y futuro mejor, que deje atrás la espesa sociología en que vivía un país necesitado imperiosamente de salir del
agujero en donde estaba metido. El escenario, una hermosa y atrasada Almería de los años sesenta, donde el mar se estrella
frente a la sequedad secular de la tierra, paradójica contradicción, similar a la que manifiesta la letra de la canción “Strawberry
Fields Forever”, compuesta por Lennon en aquellos lugares y días.
El estreno de la película se ha producido en el mismo mes que se celebra el Día Mundial del Maestro. Entre los primeros re-
cuerdos de nuestra infancia emerge entre las tinieblas la figura de una maestra o un maestro, con quien tenemos pendiente
una deuda de gratitud por la influencia benefactora que representaron. Puentes entre Familia y Sociedad, suavizaron los siem-
pre traumáticos primeros encuentros con el conocimiento teórico y nos colocaron más allá de una mera posición para reci-
bir cultura y formación, así posibilitaron nuestro desarrollo como personas y las bases del futuro profesional.
En estos tiempos tan convulsos, los educadores encuentran cada día más dificultades para realizar su trabajo y algunos han
tirado la toalla ante la incomprensión parcial de familias e instituciones, públicas y privadas. Pero la escuela, gracias a la la-
bor de los profesionales que la integran, va más allá de una labor educativa, imprescindible en un mundo cada vez más com-
plejo. Muchas familias asumen haber perdido la posibilidad de educar a sus hijos, alegan falta de tiempo, de recursos, de ga-
nas. Tesitura ante la cual es más fácil delegar su responsabilidad a la hora de configurar la moderna estructura social. Los pro-
fesores ven, por una parte como es ampliado su papel en el proceso educativo y, al mismo tiempo, como se reducen los re-
cursos para llevar a cabo de forma eficiente dicha responsabilidad. Resultado: tensiones, frustración y malestar, las mayores
dentro del ámbito educativo europeo. En este escenario, el más mínimo roce provoca una ampolla y cualquier paso puede
hacer explotar una mina bajo los pies.
Educadores como Antonio en la película escrita y dirigida por David Trueba son ahora más imprescindibles que nunca. La
ingente labor del colectivo docente es, injustamente, en ocasiones, no reconocida. Son tiempos difíciles y es palpable el de-
saliento y cansancio vital que nos asalta cuando pensamos en lo venidero. En momentos de bajón emocional y crisis de va-
lores como los actuales se refuerza la trascendental labor de estos profesionales de la esperanza que acompañan a nuestros hi-
jos en su deambular educativo. Como el que interpreta Javier Cámara, con humildad, sin desfallecer, irredentos e incansa-
bles al desaliento, forjaron y forjan nuestro futuro, como dice en su texto, “lo importante en la vida no es si consigues o no
alcanzar tus sueños, sino lo que aprendes por el camino”, y al final como cantaban los Beatles en la canción The End “and in
the end, the love you take is equal to the love you make” (y al final, el amor que te llevas equivale al amor que das). Por eso,
“Vivir es fácil …..con un buen maestro”.
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