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OPINIÓN




        FÁBULA


        DEL MARQUÉS

        DE MEDIANÍAS

                      Por Carmen Guaita,
         vicepresidenta nacional de ANPE



        Hace ya más de cuarenta años, un minero llamado Teófilo Mediano, que había
        pasado casi toda su vida bajo tierra, en un pozo oscuro y asfixiante al que te-
        nía que bajar a diario, encontró entre el carbón una pequeña veta de oro.


       Con ella, y con mucho esfuerzo, Teófilo Mediano
       empezó a trabajar ya a plena luz, como autónomo.
       La época era favorable y se enriqueció.
                                                                 Somos un país de gente inteligente
       Como era un hombre de escasa cultura, el dinero
       deslumbró a Mediano más que la libertad. Pasó de      que no cultiva su inteligencia y por eso
       vivir en su casita a una mansión e incluso se atrevió    se ha dejado deslumbrar fácilmente
       a comprar para su familia un título nobiliario – mar-          por el consumo y el bienestar.
       qués de Medianías- que le permitía codearse, aun-
       que guardando las distancias, con lo más granado
       de la nobleza europea. Pero no se le ocurrió leer ni
       un libro. Para qué si le iba tan bien a pesar de la ig-
       norancia.
                                                       Los banqueros han seguido apretando y hace ya tres
       Teófilo murió de desorientación hace veinte años.  meses que el Marqués de Medianías dejó completa-
       Felicísimo, su hijo, heredó el título y la fortuna, am-  mente de comer. Y en eso sigue, no sé hasta cuándo.
       bos menos lustrosos de lo que parecían. Felicísimo,
                                                       España se parece un poco a Felicísimo Mediano.
       inculto como su padre, despreciaba el origen de su  Somos un país de gente inteligente que no cultiva
       familia y pronto lo olvidó.
                                                       su inteligencia y por eso se ha dejado deslumbrar fá-
       Como marqués de Medianías, se dedicó a viajar por  cilmente por el consumo y el bienestar. Un país al
       el mundo en un jet privado que apenas podía man-  que le cuesta establecer bien las prioridades, porque
       tener, y pidió créditos para llenar sus armarios de za-  para hacerlo es necesario el proyecto, la visión de lo
       patos ingleses, sin invertir en nada, sin conservar su  que uno quiere llegar a ser.
       patrimonio, sin leer ni un libro.
                                                       Por ese sustrato de incultura, todos los gobernantes
       Preso de la locura de las apariencias, taló los árbo-  de la última década – desde los presidentes a los al-
       les de su jardín para construir pabellones de invita-  caldes- han podido tomar decisiones importantes sin
       dos, y cada vez que en su casa se estropeaba una tu-  dar razones a los ciudadanos, con potestas pero sin
       bería, la cubría con molduras doradas para no tener  autoritas.
       ni que arreglarla ni que verla.
                                                       Somos un país que no confía en la fuerza de la aso-
       Hace casi cuatro años, los severos inspectores de su  ciación, olvida en el acto todos los progresos que
       banco anunciaron a Felicísimo Mediano que sus   consigue cuando es capaz de aunar esfuerzos y si-
       cuentas se encontraban en números rojos y tenía  gue tan individualista como siempre, mientras nues-
       que ajustar el presupuesto.                     tra mansión amenaza con volver a convertirse en ca-
                                                       seta de mina.
       El marqués echó un vistazo rápido a lo que le rode-
       aba: una mansión con dorados y sin desagües, con  Como le sucede al marqués de Medianías, vamos a
       casitas pero sin árboles; un avión sin gasolina; un  dejar de alimentarnos. Acumulamos todos los re-
       frac para acudir a fiestas a las que ya no le invita-  cortes presupuestarios posibles sobre la educación y,
       ban… Y como tenía el sentido de las prioridades  sin embargo, la educación y la cultura son nuestra
       atrofiado por la falta de uso, y su inteligencia había  única esperanza, nuestro único alimento. Felicísimo
       estado siempre en barbecho, decidió mantener la  Mediano desprecia cuanto ignora. Quiero pensar
       ropa en el armario y el jet en el hangar y, para dis-  que nosotros, los ciudadanos de España, tenemos
       minuir gastos, comenzó una dieta estricta.      tiempo aún para apreciarlo.                           25
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