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Hoy hablamos con
importante para la educación y lo
desperdiciamos por la ideología
política. Y una ideología no
es como las Biena ven tu - La política en
ranzas, es peligroso creerlo democracia es una
así. Y es simple. Me preo- cuestión
cupa que en España vaya-
mos progresando hacia la fundamentalmente
simplicidad. Nos faltan me- ética
tas. Llevamos varios siglos en-
tendiendo la política como un
procedimiento de exclusión, que
niega al que tenga ideas distintas y entiende el poder como una
imposición de lo suyo. No deja de ser una forma de absolutismo.
Y es justamente al contrario: los demócratas tienen que salir de
los partidos, que deberían ser escuelas de democracia. Aquí se
entrenan para obedecer y si no desaparecen de las listas. Y sin
embargo, la política en democracia es una cuestión fundamen-
talmente ética.
Nosotros estamos convencidos de que buena parte de la cri-
sis actual es fundamentalmente ética.
La ética es una manera de ser y una manera de pensar. Pero hasta
la propia corrupción es una manera de pensar. El corrupto, el
que ejerce el poder enriqueciéndose, toma también una opción
ologizar más a la educación. Y la educación- como la sanidad-
no es un conducto de ideologización. Un profesor no va a clase
para conseguir gente partidaria; va a enseñar a los alumnos y le
da lo mismo la tendencia que tengan; el profesor mismo tendrá
la suya y esto no condiciona su labor. Y lo mismo sucede con la
moral. No puede ser que cada legislador llegue con su moral de-
bajo del brazo.
Además nos entretenemos en polémicas estériles.
Así ha sido, por ejemplo, con el debate sobre Educación para la
Ciudadanía. Hemos hecho el ridículo ante Europa porque ¡du-
dar de que se deba educar para la ciudadanía! Cuando hoy lo que
está fallando es precisamente la responsabilidad ciudadana, el res-
peto a las reglas. Eso es la ciudadanía: el respeto a los demás, a
su libertad y a sus derechos con los límites que marca la ley. Los
educadores saben de esto, no los partidos. Los partidos son ins-
trumentos para formar políticos y pueden tener una influencia
sobre el demos, pero mucho más la tienen que tener los profeso-
res con sus alumnos y los padres con sus hijos. Es increíble que
hoy se venga a hacer partidismo a la escuela. Deberíamos sentar
unas bases para la educación válidas para todos los partidos.
Esa voluntad de acercamiento falta en la política educativa.
Yo trabajé por el Pacto por la Educación reuniendo a dialogar a
los partidos aquí en la Fundación Encuentro, pero no fue posi-
ble. No hubo ninguna voluntad. Hubiera sido un momento
Septiembre-octubre 2013 / 29