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OPINIÓN




          LA VOZ DE LOS DOCENTES


                                              Por Roberto Tierno, presidente de ANPE Aragón

        Nuestra voz, la de los docentes, es una frágil herramienta que mantiene viva
        en los centros educativos la misión de enseñar.

       Sufre a veces las consecuencias del desgaste diario
       que supone mantener el orden en un aula ante 25
       o 30 ilusionados niños y adolescentes ávidos de sa-
       ber; sufre también cuando clama en el desierto y son    Por ello nuestra voz, la de los
       desatendidas reformas educativas imprescindibles   docentes, queremos que sea oída
       para cultivar los nuevos valores que la sociedad ne-
       cesita; pero sin lugar al desánimo, por encima de         con la claridad que exige el
       todo prevalece la voluntad de enseñar y formar a las  momento, porque vamos a seguir
       generaciones futuras; en las condiciones peores y
       más extremas los docentes han dado señales claras                      al pie del cañón.
       de abnegación y sacrificio.
                                                       otros sectores del ámbito funcionarial, ha convertido
       Por ello ahora, en el grave momento de crisis eco-
                                                       al sector de la enseñanza en la base activa de un des-
       nómica que vivimos y aún durante varios años vivi-  pliegue de burocracia ingente que anula al maestro
       remos a la vista de las ideas de quienes deciden por
                                                       y lo somete al capricho de reiterados informes y va-
       nosotros, no queremos pasar ante la sociedad como  loraciones que no van a ninguna parte, porque, para
       “remisos al trabajo”, según una autoridad política,  no ser nunca atendidos, consumen un elevado nú-
       maliciosa y precipitadamente, ha sugerido ante la
                                                       mero de las horas que un profesor necesita para es-
       opinión pública; ni como “culpables” de utópicas y  tudiar y documentarse en su asignatura, contribuir
       desfasadas teorías educativas hijas de la progresía
                                                       al buen funcionamiento del centro, preparar clases,
       socializante, que ahora hace aguas por todos los la-  materiales de referencia, corregir exámenes, eva-
       dos, de los anteriores responsables ministeriales. Los  luaciones, formación pedagógica, nuevas tecnolo-
       resultados se recogen en los fríos datos y en las pro-
                                                       gías, atención a padres, organización de talleres,
       pias carnes: 5 millones de parados, entre ellos miles  perfeccionamiento de idiomas y sobre todo, aten-
       de maestros y profesores; una deuda del Estado in-
                                                       ción a los alumnos.
       sostenible que ha puesto en riesgo la financiación
       del sistema educativo; una prodigalidad en el gasto  Por ello nuestra voz, la de los docentes, queremos
       público para beneficio muchas veces de manos y em-  que sea oída con la claridad que exige el momento,
       presas privadas (véase ESCUELA 2.0); y lo peor de  porque vamos a seguir al pie del cañón, con la
       todo, unos valores humanos y sociales deplorables;  misma voluntad que hasta ahora; sabemos que en
       con imputados políticos a diestra y siniestra; pues  nosotros está la llave del futuro al ver en los ojos de
       pocos son los estamentos que se han librado de este  nuestros alumnos el amargo lamento de un futuro
       mal ejemplo de irresponsabilidad ante la sociedad.  incierto. Por ello no vamos a defraudarlos. Somos
                                                       docentes y para nosotros eso es lo primero.
       Así pues, si hablamos de “dar ejemplo”, que miren
       primero ellos, los políticos que han hundido la eco-
       nomía, a qué dedican sus horas de trabajo, porque
       quizá ganaran mucho si leyeran y estudiaran algo
       más que panfletos políticos y técnicas de aborrega-
       miento de masas.
       Pero nuestra voz, la de los docentes, no sufre sólo el
       desgaste del día a día en las aulas, sino sobre todo,
       el desgaste que provoca la dificultad de ser oídos
       ante la Administración, que ha propiciado un desa-
       rrollo monstruoso del sindicalismo en clave de ac-
       ción política, al servicio de la perpetuación de una
       determinada ideología utópica que ahora, ahogada
       por las deudas, se está viendo incapaz de dar una
       respuesta a las demandas que la crisis económica
       exige; mas también la misma Administración ha
       alentado un sindicalismo “profesional de la subven-
       ción” que, atado de pies y manos al poder, ligado a                                                    17
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