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El Rincón del Defensor del Profesor
Profesores, no burócratas
No sé por qué, curso tras curso, volvemos a encontrarnos presos del frenesí de una
burocracia multiplicadora de tareas y restadora de tiempo.
Por Inmaculada Suárez, secretaria estatal de comunicación.
Coordinadora estatal del Defensor del Profesor
En cascada, una tras otra, llueven las demandas desde la
Administración a los centros educativos. Un afán desmedido de
recabar datos se apodera de la maquinaria administrativa. Los re-
querimientos se multiplican, los plazos en la presentación de do-
cumentación se acortan y con una premura injustificable se re-
quiere al profesorado y a los equipos directivos para que cumpli-
menten y elaboren en plazos imposibles cuantas tareas se tenga a
bien encomendarles.
La reflexión que se hacen los docentes está ajustada en razón: o
desde los despachos se desconoce la realidad de los centros o por
casualidad se ha descubierto alguna nueva fórmula matemática
donde el factor tiempo discurre en educación de forma diferente
que para el común de los mortales.
Hay decisiones que se tienen que tomar con los pies en el suelo.
No se puede pretender que a los exámenes de septiembre y las
evaluaciones extraordinarias se les marquen unos espacios tan cor-
tos de tiempo que obliguen al profesorado a corregir, evaluar y
presentar los resultados en un tiempo récord, que no permite res-
petar los plazos marcados para las reclamaciones. No es
de recibo tener que hacer la matriculación extraor-
dinaria apretando el acelerador a tope, y desde
luego, carece de toda lógica que se pretenda
comenzar el curso sin contar el centro con Todo trabajo
todo el profesorado y sin que haya habido
tiempo material para confeccionar los hora- inútil conduce Justo cuando nuestros esfuerzos en educación
rios. a la deberían ir encaminados a mejorar la calidad de
la enseñanza, para contrarrestar los resultados del
Siempre hemos sabido que los centros edu- frustración
cativos se convierten en un cajón de sastre tan traído y llevado informe PISA, justo cuando
donde cualquier tarea tiene cabida o cualquier necesitamos de la dedicación de los equipos direc-
propuesta por disparatada que parezca se puede tivos para que los centros funcionen con eficacia, se
nos convierte a los profesores en meros burócratas, más
fundamentar. Y como somos pocos…al oficio de anima-
dores, médicos, enfermeros/as, padres, asistentes sociales… aña- preocupados de recabar datos, hacer informes de distinta índole
y producir documentos pedagógicos irrelevantes, que de llevar a
dimos uno más: administrativos. Nos preguntamos los profeso-
res –a falta de un Estatuto docente– si no nos habremos perdido cabo tareas propias de nuestro quehacer docente. Y ¿para qué? La
por el camino, en esta crisis económica, alguna nueva normativa sensación de tiempo perdido ante tanta burocracia se transforma
en malestar cuando de forma reiterativa comprobamos que desde
en la que al docente se le hayan dejado de asignar las competen-
cias inherentes a su profesión y que hasta ahora venía desarro- la Administración se obvian las necesidades o carencias que de es-
tos informes se desprenden.
llando, para ser sustituidas por otras que nada tienen que ver con
educar y enseñar. Preparar tus clases, actualizarte, atender la di- Todo trabajo inútil conduce a la frustración. Por esta razón soli-
versidad, corregir, guiar, enseñar, despertar el gusto por aprender, citamos encarecidamente que a cada profesional se le asignen las
dirigir un proyecto educativo…son tareas que requieren tiempo tareas que le competen y que a nosotros como docentes se nos
y dedicación, algo que parece olvidarse en aras de la confección permita ejercer nuestro verdadero quehacer educativo sin vernos
de innumerables documentos, datos y estadísticas. aplastados bajo una montaña de papeles.
Noviembre 2013 / 31