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EL RINCÓN DEL DEFENSOR DEL PROFESOR




                                                            PATENTE DE CORSO



                                                                                  Por Inmaculada Suárez,
                                                                      secretaria estatal de comunicación.
                                                           Coordinadora estatal del Defensor del Profesor.


                                                           La  patente  de  corso  era  un  documento
                                                           entregado por los monarcas de las naciones
                                                           o los alcaldes de las ciudades (en su caso las
                                                           corporaciones municipales) por el cual el
                                                           propietario de un navío tenía permiso de la

                                                           autoridad para atacar barcos y poblaciones de
                                                           naciones enemigas.

                     Salvando la distancia cronológica y haciendo alguna  Se denuncia al profesor que pide a sus alumnos que
                     extracción que otra de los nombres que figuran en  amplíen la información que se les ha dado en clase,
                     la definición, podremos comprobar que en las au-  que se consulten libros; al que envía una nota por-
                     las, cuando hablamos de padres y alumnos, el tér-  que su hijo no hace las tareas propuestas para casa,
                     mino no ha perdido un ápice de su significado.  al profesor que amplía la información que viene en
                     Cualquiera que se haya dado en los últimos años  los libros de texto, al que corrige en rojo porque el
                     “una vuelta” por las aulas entenderá de lo que ha-  niño se siente mal, al que después de haber llamado
                     blo. Poco a poco, tanto en la sociedad como en la  la atención a un alumno varias veces obteniendo
                     administración se ha ido introduciendo la idea de  como respuesta un insulto o una mala contestación
                     que ser profesor significa estar dispuesto a perder  acaba gritando o sancionando al alumno, al que
                     tu dignidad en pro de la paz social dentro de la co-  cambia de sitio a un niño porque el profesor consi-
                     munidad escolar. Es algo tan simple como tratar de  dera que desde ese lugar puede seguir mejor la clase
                     anular el lado humano de la persona despojándola  o tiene menos opciones de hablar con un determi-
                     de sentimientos y razón y pretender que en este am-  nado compañero; también denuncian por no aten-
                     biente se lleve a cabo un proceso educativo del cual  der a los padres fuera del horario marcado para vi-
                                                                     sitas de padres, por abandonar una reunión donde
                     salgan formados tanto en conocimientos como en
                                                                     el padre o la madre está faltando al respeto al pro-
                     valores nuestros jóvenes. La realidad es la que es por
                     mucho que se quiera adornar: las denuncias y ma-  fesor con gritos, insultos o cuestionando con malas
                                                                     formas la profesionalidad del docente, sin olvidar-
                     las formas hacia el profesorado proliferan en nues-
                                                                     nos de las caídas fortuitas en el patio, de la llamada
                     tros centros escolares y han dejado de ser ocasiona-
                                                                     de atención cuando se detecta un acoso o se recri-
                     les para convertirse en algo habitual. Aparte de la
                                                                     mina cualquier actuación contraria a la conviven-
                     falsedad que muchas de ellas encierran, hay otras
                                                                     cia... Y muchas más que seguro muchos de los pro-
                     que aunque fuesen ciertas no tienen desperdicio.
                                                                     fesores conocen por vivirlas en carne propia.
                     Juzguen  por  sí  mismos  porque  yo  ciertamente
                     quedo perpleja cuando profesores que contactan  Detrás de esta proliferación, cada día más habitual,
                     conmigo me informan de las mismas.              subyace la satisfacción del premio que los denun-
                                                                     ciantes obtienen de las mismas. A saber: en primer
                                                                     lugar se convierten en el centro de atención de toda
                                                                     la comunidad escolar, incluida la Administración,
                                                                     que acude rauda y veloz a investigar los hechos de-
                                      Las denuncias y malas          nunciados; refuerzan su ego al comprobar cómo el
                                                                     profesor, ante la posibilidad de que su trabajo sea
                                formas hacia el profesorado          puesto en entredicho y se deriven consecuencias ad-
                              proliferan en nuestros centros         ministrativas, va perdiendo su sonrisa mientras apa-
                                                                     recen, fruto del insomnio, las ojeras y la cara de can-
                              escolares y han dejado de ser          sancio sin mencionar la sensación de poder que ad-
                            ocasionales para convertirse en          quieren cuando comprueban que toda esta situa-
                                                                     ción ha derivado en una baja laboral, una apertura
                                                  algo habitual
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