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                      LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


                                                                Por Benita Cáceres de la Cruz,
                                                    Maestra y Licenciada en Filosofía y Letras
                                            Preguntas y sugerencias: puliendoelidioma@anpe.es

                     En los medios de comunicación de masas se cometen a diario dislates lingüísticos,
                     algunos de los cuales nos proponemos analizar.
                     Uno de los más frecuentes es emplear cualquier de-  tratarse de la undécima, es decir que a ésta le han
                     terminante masculino ante los nombres femeninos  precedido otras diez.
                     que empiezan por a tónica: hachas, hada, agua,
                     aula, acta, águila y así leemos: este aula, ese acta,  Veamos ahora dos verbos bastante parecidos foné-
                     aquellos águilas. Lo cierto es que estos nombres sólo  tica y gráficamente pero distintos en significado: os-
                                                                     tentar y detentar. Ostentar es poseer públicamente
                     llevan cuatro posibles determinantes en masculino:
                     el, un, algún y ningún, y siempre que vayan conti-  algo que es considerado un honor o un privilegio,
                     guos al nombre; en los demás casos se empleará el  como  un  cargo  de  relevancia,  un  título,  etc., de
                                                                     forma legítima. Detentar, sin embargo, significa po-
                     femenino: estas hachas, la fría agua, una extensa
                     acta, esa bella hada, etc.                      seer o retener algo, especialmente un título o un
                                                                     cargo, ilegítimamente; vendría a ser usurpar, apro-
                     Otro error muy común es confundir los adjetivos y  piarse de algo que a esa persona no le corresponde.
                     pronombres ordinales con los partitivos o fracciona-  Podemos decir por tanto que “Don Juan Carlos I os-
                     rios. Las formas: primero, segundo,... quinto,... dé-  tenta la Jefatura del Estado”, pero no que la detenta
                     cimo son ordinales o partitivos, excepto primero,  como oímos en la radio muy a menudo.
                     que sólo es ordinal. A partir del diez, para los ordi-
                     nales diremos undécimo, duodécimo,... vigésimo, tri-  Para finalizar hablaremos del equívoco que se pro-
                     gésimo, nonagésimo, etc. Se acepta que coloquial-  duce con los vocablos acusado y presunto. Cuando
                     mente pueda utilizarse el cardinal en lugar del or-  se habla en los medios de alguna persona que pre-
                     dinal ya que algunos son desconocidos por la ma-  sumiblemente está relacionada con algún asunto
                     yoría de los hablantes. Por ejemplo, es raro que una  turbio se dice en ocasiones: acusado por los presun-
                     persona, si lo desea, pida sentarse en el quincuagé-  tos delitos de falsedad y fraude. Acusado quiere de-
                     simo noveno asiento en un salón, cine, teatro..., lo  cir que a alguien se le atribuye la responsabilidad de
                     habitual es que demande el asiento número 59. Del  un hecho delictivo. Esa atribución de la responsabi-
                     mismo modo, cuando hablamos de Joseph Ratzinger  lidad es lo que se probará o no en un juicio. Presunto
                     lo llamamos Benedicto dieciséis y no decimosexto  es el participio irregular del verbo presumir, que se
                     (aunque, naturalmente, escribimos Benedicto XVI,  utiliza como adjetivo y significa, para el caso que nos
                     con números romanos). Los fraccionarios indican  ocupa,  sospechar,  suponer.  Pero  la  falsedad  y  el
                     partes. Así: un medio (la mitad), un tercio (cada una  fraude son hechos delictivos, y los hechos no pue-
                     de las tres partes en que dividimos un todo), un  den ser presuntos. La presunción recae sobre las per-
                     cuarto, dos quintos, tres décimos... A partir de diez,  sonas, no sobre las cosas. Presunto-a es un adjetivo
                     se emplea el numeral con el sufijo –avo/ -ava. Así: la  que se puede aplicar a personas, pero no a cosas; lo
                     onceava parte, siete dieciseisavos, etc. Pero a veces  mismo que los adjetivos amable, hablador... son ad-
                     leemos en los libros treceava edición. ¿Cómo es eso  jetivos para personas, pero no para cosas. Posibles
                     posible? Los libros se editan por veces enteras y no  soluciones correctas serían: acusado de delitos de fal-
                     por trocitos de veces. Ha nacido mi catorceavo so-  sedad y fraude o fulanito es presunto autor de deli-
                     brino. ¿No será el decimocuarto? No hace mucho en-  tos de falsedad y fraude. Como se ve, en ninguna de
                     trevistaron en la radio a un egiptólogo del Consejo  las dos soluciones propuestas aparecen a la vez los
                     Superior de Investigaciones Científicas que relataba  términos acusado y presunto puesto que en acusado
                     los hallazgos de la onceava campaña de excavacio-  ya está implícito el significado de presunto. Por
                     nes en la antigua Tebas; según eso, harían falta otras  cierto,  nuestros  vecinos  portugueses  no  caerán
                     diez actuaciones iguales para que el resultado fuera  nunca en este error, ya que en portugués el vocablo
       40            una  campaña  completa:  evidentemente  debe    presunto significa, como es sabido, jamón.
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