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OPINIÓN
LOS HORARIOS,
CUESTIÓN DE
EDUCACIÓN Y SALUD
Nicolás Fernández Guisado,
Presidente nacional de ANPE
La familia y la escuela han mante-
nido siempre, de manera compartida
y desde sus respectivos ámbitos de
responsabilidad, el protagonismo en
materia de educación de los niños y
jóvenes.
En la actualidad, y por las características de la confi- actividades académicas, cuya realización es respon-
guración social, lejos ya del axioma según el cual “la sabilidad del profesorado– y la programación de ac-
familia educa y la escuela enseña”, ésta última se tividades no lectivas, complementarias, que deben
configura como un elemento nuclear de la transmi- llevar a cabo profesionales específicos y en la que
sión de valores y la preparación de los alumnos deben estar implicadas las administraciones públi-
desde un punto de vista integral. Sin embargo, para cas, sobre todo los municipios, y las asociaciones de
no perder la perspectiva respecto a la verdadera in- padres y finalmente el tiempo de vida familiar. Es
fluencia de la escuela debemos recordar que un niño decir el tiempo que los menores pasan en su hogar.
pasa en ella aproximadamente seis horas al día du- La distribución correcta y racional de los horarios de
rante 175 días al año. Y ello por referirnos sólo al
estos periodos en los que se divide y completa la vida
horario reglamentario, sin contar el tiempo de las cotidiana de nuestros alumnos es fundamental para
actividades extraescolares que también se hace en
la adquisición del aprendizaje educativo, los hábitos
los centros educativos.
de estudios, el tiempo de de ocio y deporte, la ali-
Es evidente que el tiempo educativo, los horarios de mentación y el tiempo de descanso. Cada uno de es-
nuestros alumnos en los centros escolares, tienen tos aspectos requiere su tiempo y es tarea tanto de
una influencia fundamental en su desarrollo perso- la familia como de la propia comunidad educativa
nal, que no solo atañen a su formación académica contribuir a la racionalidad de los horarios de nues-
sino a la educación en el sentido pleno del término. tros menores para lograr estos objetivos y que no se
Y el buen uso y aprovechamiento que hagamos de produzcan desajustes en los tiempos que han de de-
ese tiempo repercutirá en la formación de su perso- dicarse a cada uno de estos apartados, que son vi-
nalidad y les marcará, sin duda, para toda su vida. tales para la educación y la salud de nuestros me-
Por eso al hablar de horarios no nos referimos sólo nores.
a la distribución de tiempo a lo largo del día, sino a Es fundamental priorizar y favorecer la racionaliza-
la organización de la propia vida de nuestros me- ción y eficacia de horarios de la comunidad educa-
nores: tiempo académico, tiempo de ocio, tiempo tiva, pero no debemos de engañarnos: el horario de
familiar. Por tanto tenemos que implicar también en apertura de los centros no puede cumplir una fun-
esta racionalización de los horarios no sólo a los ción compensadora de la vida familiar. Conciliar es
agentes educadores propiamente dichos, familia y convivir. Convivir con los miembros de su familia es
escuela principalmente, sino también a la propia so- un derecho fundamental de los menores. Los do-
ciedad. centes estamos obligados a llamar la atención sobre
Si hemos convenido que la conciliación entre la vida
laboral y familiar se ha constituido como una de las
cuestiones fundamentales para la sociedad espa-
ñola, no cabe la menor duda de que nuestros alum-
nos también tienen derecho a la propia conciliación La sociedad en general,
de su vida académica y familiar. y los poderes públicos en particular,
deben ser conscientes de que no todo es
En la planificación de los horarios de nuestros me-
nores tenemos que distinguir claramente entre el lícito en nombre de las audiencias
20 horario lectivo –es decir, el tiempo dedicado a las y de los mercados.
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