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Hoy hablamos con
Por su larga experiencia cómo profesor universi-
tario, ¿qué diferencias podría resaltar entre sus
primeros alumnos y los actuales?
La inmediatez del combate político, en pleno fra-
gor del antifranquismo llevó a las aulas universita- Las Humanidades
rias a muchos ciudadanos que sabían que a través sufren las consecuencias
de la Historia se podían abastecer de una concien-
cia política, tan necesaria en unos tiempos en los de una falta de voluntad política
que se afirmaba la esperanza de que España po- y social
dría, al fin, cambiar. A principios de los setenta del
pasado siglo toda una generación de jóvenes inun- de fomentarlas
daba las facultades de Historia mientras otros no
tan jóvenes, que estrenaron aquellos años el acceso
a la Universidad para mayores de veinticinco años,
realizaban sus estudios en los turnos de tarde-no-
che ya que estaban empleados en tareas laborales
a las que no pensaban renunciar. Mis alumnos del ¿Cuál es su opinión sobre la dedicación y el es-
arranque de mi docencia universitaria eran perso- fuerzo de nuestros alumnos en la actualidad?
nas optimistas , ilusionadas en las posibilidades que
Como historiador soy optimista…y estaría dispuesto
ofrecían los estudios de Historia para empujar el
a afirmar que “cualquiera tiempo pasado fue peor”.
cambio político y para encontrar un puesto de tra-
Así y todo, me parece detectar una peor prepara-
bajo en una España en desarrollo que todos los ción en los alumnos que nos llegan a la Universidad,
días abría un instituto o reclamaba doctores para
sobre todo, en aspectos fundamentales del ámbito
las Universidades. En los últimos veinte años, en de las Humanidades. Tienen una pobre expresión
cambio, el panorama de los estudiantes de Historia oral y paupérrima expresión escrita. Al pertenecer a
ha cambiado para mal en la sociedad española que una cultura preferentemente audiovisual, leen mu-
no ofrece trabajo a los historiadores y, consiguien- cho menos que generaciones anteriores. Y esto es
temente, el desánimo por las negras perspectivas gravísimo en nuestras carreras, donde los hábitos de
laborales se nota en las aulas. estudio y lectura se han relajado visiblemente.
¿Qué salud tiene, hoy día, el estudio de las ¿Qué opina sobre un pacto entre los grandes par-
tidos para fijar unas leyes educativas que perdu-
Humanidades en nuestro país?
ren en el tiempo y no estén sujetas a cambios po-
Las Humanidades se resienten en España del des- líticos?
prestigio que las envuelve, a medida que la socie- Me parece urgente un pacto de Estado entre los
dad se hace más científica y tecnológica y no se ofre-
dos grandes partidos nacionales para asegurar la
cen salidas laborales a los que se especializan en
mejor educación a los ciudadanos españoles. En
ellas. Las Humanidades sufren las consecuencias de
este terreno de la educación ciudadana tiene no-
una falta de voluntad política y social de fomentar- table importancia la Historia. Sin embargo, extra-
las, estando relegadas a ser elementos puramente ñamente, el Estado español nacido de la Transición
decorativos sin ninguna influencia real en la vida pú- dejó en manos de las comunidades autónomas el
blica. La sociedad se automutila si no avanza en el principal instrumento de nacionalización, esto es,
camino de una formación humanística que no des- la transmisión de la historia. El problema se plan-
cuide los conocimientos matemáticos, físicos o tec- tea con especial virulencia en aquellas comunida-
nológicos porque es en la interrelación de saberes des autónomas cuyos gobiernos están embarcados
en explícitos proyectos de construcción nacional,
donde puede reencontrar el sentido de la humani-
en cuyo caso la negación histórica de la nación es-
dad. Por otro lado, la casi total ausencia de pers-
pañola se convierte en objeto prioritario. Pero la
pectivas profesionales para el colectivo de historia-
misma lógica localista y de implícita negación de
dores ha creado un profundo descontento y una una comunidad más amplia se da también en los
acentuada desmoralización entre los universitarios sistemas educativos del resto de las autonomías por
que ni siquiera está compensada con la riqueza mo- motivos ideológicos o metodológicos de concep-
ral y de ánimo que proporciona la rebeldía. Sin po- ción de la Historia. Así el sistema educativo no
der intervenir en el presente, el futuro tiene que ser, “hace” españoles sino catalanes, vascos, andaluces,
por fuerza, negativo. gallegos, valencianos. 23
OCTUBRE 2011