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EDITORIAL
Balance del curso escolar 2015-16:
libro blanco de la función docente, pacto educativo
y evaluaciones
STÁ finalizando el curso escolar 2015-16 y acaba como comenzó, metido de lleno en la vorágine electoral.
Si el curso se inició con la convocatoria de las elecciones que se celebraron el 20D, termina con la convocatoria
Edel próximo 26J. Ello supone que el debate educativo ha estado inevitablemente marcado y mediatizado por
los procesos electorales. La situación de desconcierto generado después de las elecciones del 20D, ante la
imposibilidad de formar gobierno, se ha mantenido y ha dado paso a otro escenario electoral en el que no se han
despejado ninguna de las incertidumbres que se cernían sobre el panorama educativo. Hemos transitado por un
curso, sin precedentes, con el Gobierno y el Ministerio “en funciones”.
Nos hemos movido más en el frente de los debates ideológicos y virtuales que en la búsqueda de
Nos hemos los acuerdos y en la adopción de propuestas y soluciones, que desde la flexibilidad y respeto al
marco legal vigente, permitieran resolver muchos de los problemas que la aplicación de la últi-
movido más en el frente
ma reforma educativa está ocasionando.
de los debates ideológicos y
Recordamos como el comienzo de curso vino marcado por aquel debate del libro blanco de
virtuales que en la búsqueda la función docente en el que ya advertíamos que no era la forma de abordar en profundidad
de los acuerdos y en la la política del profesorado, y que aquella propuesta, sin duda bien intencionada del profesor
Marina, pero discutida y discutible, no iba a ninguna parte si su contenido no se abordaba
adopción de propuestas en el marco específico de su ámbito de negociación, la mesa sectorial de educación. Aquello
y soluciones solo sirvió para que algunos, torticeramente, pusieran el foco en el profesorado y cuestionaran
su competencia y profesionalidad y nos distrajeran durante algún tiempo de los verdaderos pro-
blemas que la aplicación de la LOMCE y los recortes estaban ocasionando, problemas en modo algu-
no achacables al profesorado que es el que con su trabajo día a día en las aulas salva las deficiencias de nuestro
sistema educativo.
Paralelo al fracaso en la formación del nuevo gobierno tras el complejo resultado electoral, surgió otro de los man-
tras recurrentes: el pacto educativo. Desde ANPE hemos reiterado hasta la saciedad la necesidad de impulsar un
pacto educativo que dote de estabilidad al sistema, aleje a la educación de la confrontación ideológica permanen-
te y alcance un compromiso para hacer de ella una verdadera prioridad política y social en España.
Metidos de lleno en la campaña electoral, todos los partidos políticos coinciden en la importancia y necesidad de
alcanzar un pacto de estado, pero lamentablemente, a la hora de la verdad, el debate discurre por meras declara-
ciones de intenciones, vacías de compromiso, llenas de eslóganes y soflamas, que cuando descienden al contenido
de los temas nucleares nos muestran la cruda realidad de las posiciones ideológicas irreductibles, las descalificacio-
nes al contrario y la constatación que estamos muy lejos, por ahora, de lograr el deseado pacto educativo. Dos ejem-
plos ilustran esta afirmación: el intento de paralización de la LOMCE en el Congreso el pasado mes de abril y la
rebelión de las CCAA para poner en marcha las pruebas externas de sexto de primaria.
La proposición debatida en el pleno del congreso sobre la suspensión de la LOMCE puso a la educación en el cen-
tro del debate político, de modo irreflexivo, sin pensar en las consecuencias inmediatas que puede tener para la
organización práctica de los centros, para los alumnos y sus familias y los propios profesores, la paralización de una
ley que lleva dos cursos aplicándose sin tener aprobada, desde el consenso, otra ley alternativa que la sustituya.
Junio 2016 3