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       Cuando hace ya unas décadas se observaron en España las pri-  Y si la natalidad está llegando a mínimos, ¿quién va a pagar las
       meras manifestaciones de este fenómeno, los síntomas mostra-  pensiones de un sector de la población?
       ban ya en aquellos momentos un cariz preocupante. Los ma-
                                                             ¿Cómo puede haber series muy populares, películas, partidos
       los resultados lo confirman: violencia en las aulas, problemas  de fútbol y otros programas que acaban a medianoche o de ma-
       de alcoholismo y de drogas, anorexia, predominio del indivi-  drugada, si a la mañana siguiente hay que levantarse temprano?
       dualismo, crisis de valores… Y, sobre todo, el distanciamiento
                                                             Meditemos sobre todo ello y tratemos de mejorar esta situa-
       con los padres, la pérdida de autoridad de estos y la desestruc-
                                                             ción. Todos estamos involucrados. Todos tenemos un cierto
       turación familiar.
                                                             grado de responsabilidad. Todos podemos y debemos hacer
       Alimentación y sueño                                  algo. Hagámoslo. Mañana mejor que pasado.
       Es conveniente adoptar, a cualquier edad, unos hábitos salu-
       dables de alimentación y sueño. Como pauta general para to-
       dos los miembros de la familia recomiendo seguir el dicho po-
       pular que aconseja “desayunar como un rey, comer como un prín-
       cipe y cenar como un mendigo”, pues los desayunos escasos mer-
       man el rendimiento escolar y laboral, y las cenas tardías y co-
       piosas perjudican a la salud.
       Igualmente, han de dormir un número suficiente de horas por-
       que esa es la forma más adecuada de empezar un día con las
       mayores posibilidades de éxito.

       Deberes, actividades extraescolares y vacaciones
       Hay que procurar que la ejecución de los deberes escolares no
       exija un esfuerzo excesivo quitando tiempo libre a los menores
       –que también tienen que tener ratos para jugar, leer o descan-
       sar– y aumentando el estrés de los padres.

       Por otro lado, muchos padres, al ser conscientes de que llega-
       rán tarde a casa, cargan a sus hijos con un intenso programa de
       actividades extraescolares. Desde pequeños los acostumbran a
       unos horarios desaforados e ilógicos para su edad.


       Los mayores como recurso
       La falta de conciliación entre la vida privada y la vida laboral
       de los padres afecta también a los abuelos. Muchos de ellos –so-
       bre todo abuelas– sufren una carga excesiva en las obligaciones
       domésticas debido a esa falta de conciliación.
       En algunas ocasiones el trabajo que se encomienda a los abue-
       los es excesivo y puede acarrearles graves problemas de salud,
       como el llamado ‘síndrome de la abuela esclava’. Es bueno que
       los abuelos disfruten de la compañía de los nietos y que ayu-
       den a los padres a conciliar familia y empleo, pero no que se
       les someta a unas obligaciones que minen su salud física y emo-
       cional.

       Preguntas para la reflexión

       ¿Hasta qué punto podemos considerar civilizada a una socie-
       dad que produce síndromes como el del ‘niño abandonado’ o el
       de la ‘abuela esclava’, cuando no padres y madres estresados e
       infelices?
       ¿Nos hemos planteado cómo influyen los horarios en la baja
       natalidad española, que según el Instituto Nacional de Esta dís -
       tica ha bajado de 519.779 nacimientos en 2008 a 425.390 en
       2013, es decir, el 18,2% menos?

                                                                                                 Enero-febrero 2015 /  37
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