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El Rincón del Defensor del Profesor
Así, imposible educar
Hay demasiada confusión en torno a la interpretación del articulado en la Ley de
Autoridad y de los distintos decretos de convivencia establecidos.
Por Inmaculada Suárez, secretaria estatal de comunicación.
Coordinadora estatal del Defensor del Profesor
Sorprendentemente y a pesar de la claridad del espíritu de la Ley: provocación, los que inician el asedio. Me encuentro con profe-
las administraciones educativas velarán por que el profesado reciba sores víctimas de estas situaciones que hablan de su soledad e in-
el trato, la consideración y el respeto acordes con la importancia so- defensión, de su estado de ansiedad y de su impotencia cuando
cial de su tarea. Nada es lo que debiera ser. delante de los alumnos y para su regocijo, se les recrimina y se les
desautoriza convirtiéndoles a ojos del alumnado en títeres a mer-
Problemas en el aula existen, en mayor o menor grado, pero exis- ced de unos y otros.
ten, sobre todo en aquellos grupos donde el alumnado carece de
motivación alguna para aprender y para dejarse enseñar. Las conductas antisociales no tienen disculpa alguna y el que las
Adolescentes que se consideran el centro del universo y que toda lleva a cabo no puede obtener un premio añadido: ver al docente
su energía la invierten en echarle el pulso al profesor de turno cuestionado solo porque –a pesar de los pesares y por mucho que
para ganarle la batalla a su estabilidad emocional y ponerle al lí- las leyes digan lo contrario– la palabra del alumno, en demasia-
mite. No escatiman ni los malos modos ni el ninguneo, ni la ve- das ocasiones, prevalece sobre la del profesor.
jaciones públicas. Todos observan y esperan. Esperan las reaccio-
nes no solo del profesor sino del entorno educativo y si estas le
son favorables no dudarán en seguir adelante con el objetivo mar-
cado: desprestigiar al profesor hasta conseguir aislarle, así le ten-
drán a su merced. Sopesan y planifican y cada día se vuelven más
osados en sus actuaciones. Y a pesar de leyes y decretos, el profe-
sor sabe que algo no funciona. La encrucijada en la que se en-
cuentra le quita el sueño: si actúa cumpliendo con las normas de
convivencia establecidas, se empieza a desconfiar de su profesio-
nalidad y de sus habilidades para manejar la clase, si aplica el lema
de que no hay mal que cien años dure, la situación se hace in-
sostenible.
Cuando entre el alumnado se hace popular en momentos de con-
flicto con el profesor determinadas frases: “Tú no sabes lo que te
viene encima, voy a conseguir que te echen del centro” o ” voy a
ir al director y te vas a enterar” es que algo está fallando en edu-
cación. Porque el problema no es lo que dicen- que mal está-el
problema es la convicción con la que lo dicen. Razones no les fal-
tan para llegar a esa conclusión. Saben por experiencia que para
convertir su deseo en realidad solo tienen que recorrer un senci-
llo camino: falsear los hechos y cuestionar al profesor bien sea
ante la Dirección o ante la Administración y ...“voilà” objetivo
conseguido.
Se está cometiendo un grave error cuando tácitamente se admite
como tolerable en el adolescente cualquier acto de agresividad o
falta de respeto hacia la persona que le tendría que educar. Se está
cometiendo un grave error disculpando conductas intolerables
socialmente solo porque el que las sufre es el profesor argumen-
tando que no es capaz de hacerse con la clase como si los alum-
nos careciesen de responsabilidad alguna a pesar de ser ellos, sin
Marzo 2014 / 27