Page 3 - anpe_559
P. 3
EDITORIAL
¿Habrá alguna vez un Estatuto Docente?
esde hace varias legislaturas, la primera promesa de cada nuevo titular del Ministerio de
Educación es el Estatuto Docente. Esta promesa, enmarcada en un discurso valorativo del
profesorado, se convierte al poco tiempo en una mera declaración de intenciones, una frase
Dpara tallar en frontispicios, sin contenido real.
El pasado mes de julio parecía que, por fin, el Ministerio de Educación estaba decidido a iniciar el pro-
ceso negociador del Estatuto. En este contexto ANPE hizo llegar inmediatamente sus propuestas de lo
que debería constituir el marco básico y global de dicha norma, para que sea garante de estabilidad y
contribuya a la cohesión y vertebración del sistema educativo. A día de hoy no hay avance alguno.
Desde ANPE no nos cansamos de insistir en que la política del profesorado debe ocupar un lugar pre-
ferente en el marco de la puesta en marcha de una reforma educativa. La actual situación del pro-
fesorado y su futuro profesional requieren un tratamiento urgente en el compromiso de
mejorar la educación. ANPE ha insistido en que todas las cuestiones profesionales
deben salir inmediatamente de la redacción de la LOMCE e incorporarse al Estatuto
Docente. Por otro lado, el futuro Estatuto – si es que lo conseguimos alguna vez-
No quisiéramos nunca podrá tener un punto de partida inferior al marco de los derechos laborales
adquiridos por los docentes en las últimas décadas y conseguidos también en el
constatar que fue una
marco de la negociación sindical, que ahora, tras la política de recortes de los últi-
promesa incumplida mos años, ha sufrido un considerable retroceso.
Para ANPE, el Estatuto de la Función Docente debe ser definir las particularidades
de la tarea docente en la función pública durante toda la vida profesional desde el
acceso hasta la jubilación. Debe ser una norma básica y global, mucho más compleja que
la mera definición de lo económico. Cuando se abra la negociación, en la que no nos can-
saremos de insistir, propondremos como elementos básicos del Estatuto:
• La identidad de la profesión docente: características propias, código deontológico y una carta de
derechos y deberes en la que deberá estar regulado tanto el derecho a la libertad de cátedra como el
régimen disciplinario de los docentes de la función pública.
• La definición de un modelo de función pública docente compatible con la articulación de políticas
propias de las comunidades autónomas manteniendo el carácter estatal de los cuerpos docentes.
• Los requisitos básicos de la formación inicial del profesorado. La regulación básica de la formación
continua y de sus efectos en el desarrollo de la carrera profesional.
• El desarrollo de un sistema de acceso a la función pública docente más eficiente, que valore los cri-
terios de experiencia y capacitación profesional y armonice sus requisitos con la situación actual del
profesorado interino.
• Una carrera profesional motivadora, con posibilidades de promoción vertical y horizontal que incen-
tive la implicación del profesor y sus buenas prácticas. Este modelo debe contener la posibilidad de
jubilación voluntaria anticipada.
• El reconocimiento de la autoridad pública del docente en el ejercicio de su función en todo el Estado.
• Memoria económica que asegure su implantación.
Por último, el Estatuto Docente debe garantizar la coordinación entre los distintos territorios en lo refe-
rente a políticas del profesorado, estableciendo claramente las competencias de las diversas administra-
ciones, en aras a vertebrar la profesión docente y evitar desigualdades entre comunidades autónomas.
También el actual Ministro de Educación –como sus antecesores– expresó la voluntad de que el
Estatuto Docente fuese una norma del máximo rango legal. Llegó incluso a asegurar que su negocia-
ción correría paralela al trámite parlamentario de la LOMCE. No quisiéramos constatar que fue una
promesa incumplida. ANPE insta a la administración a una verdadera negociación con los legítimos
representantes del profesorado que permita llevar a efecto ese Estatuto Docente tantas veces prometi-
do. No todo pueden ser palabras.
Septiembre-octubre 2013 / 3