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EL RINCÓN DEL DEFENSOR DEL PROFESOR








                                                       YO ME QUIERO JUBILAR






                                                                               Por Inmaculada Suárez,
                                                                    secretaria estatal de comunicación.
                                                         Coordinadora estatal del Defensor del Profesor


                                                      ¡Qué tiempos aquellos en los que la profesión
                                                      docente gozaba de prestigio social, y al profesor

                                                      se le consideraba tácitamente autoridad! Nadie
                                                      cuestionaba su preparación, sus competencias
                                                      pedagógicas, su papel de educador, en una

                                                      palabra su profesionalidad.


                     Cierto, los tiempos cambian y de repente nos damos  que sus conocimientos sean un pozo sin fondo por-
                     cuenta de que estos cambios en educación nos han  que allí no se encuentra nada; de no saber impo-
                     pillado con el pie cambiado. Ha sido un proceso  nerte a unos alumnos disruptivos o con problemas
                     lento, o no tan lento, pero no podemos decir que  de carácter psicológico.
                     nos haya cogido del todo desprevenidos. Intuíamos
                     lo que iba suceder, pero no hemos sabido decir  Ya de por sí es negativo que se cuestione nuestra au-
                                                                     toridad en la organización de nuestra clase o a la
                     ¡basta!, Probablemente ese haya sido nuestro pe-
                     cado y esta sea ahora nuestra penitencia. Nos ha  hora de imponer unas mínimas normas de convi-
                     sido más cómodo seguir atrincherados en nuestra  vencia en la misma, pero ya se llega al súmmum del
                     isla particular y dejar que cada cual resuelva sus pro-  despropósito cuando se nos niega el estar en pose-
                     blemas pedagógicos o personales con unos padres  sión de unos conocimientos que nos habilitan para
                     y alumnos conflictivos o con una Administración  ejercer como profesores.
                     que, amén de legislar buscando rendimientos polí-  Nos gusta lo que hacemos, estamos preparados y
                     ticos, nos ha desautorizado, cuestionado y servido  amamos nuestra profesión pero estamos cansados y
                     en bandeja a la sociedad como chivo expiatorio de  hastiados; no de nuestro trabajo, como algunos pre-
                     los fracasos cosechados por las erróneas políticas
                                                                     tenden hacer creer sino de que no se nos reconozca
                     educativas introducidas de espalda al profesorado  nuestra labor, de que algo tan gratificante como en-
                     por unos y otros, políticos me refiero.
                                                                     señar y educar a niños y adolescentes se convierta
                     Hay demasiado cansancio, impotencia y malestar en-  en una tarea ingrata e imprevisible en la que el pro-
                     tre el profesorado. Se abrió la caja de Pandora.  fesor puede encontrarse en cualquier momento con
                     Ahora todo el mundo, excepto el profesor, sabe de  una sorpresa desagradable.
                     pedagogía. Ahora cualquiera puede cuestionarte,
                                                                     Todas estas situaciones, seamos conscientes o no de
                     amenazarte o injuriarte. Somos culpables del fracaso
                     escolar, de que los alumnos no muestren interés, de  ello, conforman el cóctel perfecto para generar en
                                                                     nuestro organismo un estado de estrés que nos lleva
                                                                     a asociar nuestro trabajo con un cansancio físico y
                                                                     psicológico del que intentamos huir. Conozco bue-
                                                                     nos profesionales que buscan la pronta jubilación
                                                                     como una huida hacia adelante buscando resolver
                                        Ahora todo el mundo,         así una situación que nunca pensaron que se pu-

                                          excepto el profesor,       diese dar dentro de su profesión. Así que nadie se
                                                                     extrañe ni saque falsas conclusiones. El que la ge-
                                          sabe de pedagogía.         neralidad del profesorado que se acerca a los 60
                                                                     años se quiera jubilar solo indica que algo se está
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     ANPE 558
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