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EDITORIAL


       Un año más, sin apenas oposiciones





                             ESDE que el Estado señaló la cifra del 10% como tasa de reposición de efectivos docentes, la oferta de empleo
                             público ha bajado hasta mínimos que, en muchas comunidades autónomas, son equivalentes a la desaparición.
                             Cuando las palabras “calidad educativa” llenan la boca de los responsables políticos y los titulares de prensa, hay
                      Dque decir alto y claro que sin una amplia oferta de empleo público docente que permita la adecuada renovación
                      de las plantillas no hay calidad educativa posible.

                      En primer lugar porque el 10% de la tasa de reposición es un porcentaje tan exiguo e insuficiente que no es capaz de
                      cubrir las necesidades mínimas del sistema educativo: no permite ajustar las plantillas según las vacantes que se pro-
                      ducen en cada una de las especialidades, ni renovar los efectivos ni cubrir las vacantes. Lo único que logra esa tasa de
                      reposición es que, con una ligereza inusitada y una falta de visión de futuro preocupante, no se convoquen oposicio-
                      nes y se acumulen plazas para unas próximas convocatorias que permanecen en el ámbito de los buenos deseos.
                      Mientras tanto, el sistema educativo se está llenando de profesores interinos, un colectivo necesario en su medida justa
                      pero, no lo olvidemos, vulnerable y en situación de precariedad laboral, como hemos comprobado los últimos años, a
                           merced de las Administraciones Educativas que han suprimido y amortizado miles de puestos de trabajo por el
                                  aumento de ratios o incremento de horarios a los funcionarios docentes o simplemente al albur de cam-
                                     bios de criterios de formación de las listas de interinos que amenazan su estabilidad laboral.
               ¿Por qué no se            Sabemos que algunas comunidades autónomas han duplicado las tasas de interinidad en los últi-
                                          mos años y que hay centros educativos en los que cada año la plantilla es completamente nueva.
             puede gestionar la            ¿Es compatible esta situación con la promulgación y desarrollo de una ley que lleva en su títu-
           educación con sentido            lo las palabras “mejora de la calidad”? El hecho objetivo es que no se están convocando opo-
                                            siciones en la mayoría de las CCAA. Sólo cuatro han anunciado oposiciones por un total de
         común? Es imprescindible
                                            350 plazas. En ANPE no nos vale la excusa de que no merece la pena convocar oposiciones
          que la oferta de empleo           porque el Estado autoriza  pocas plazas. Porque lo cierto y real es que si se convocan sólo el
          público docente reponga          10%, que es insuficiente, es mejor que nada y además, esta ridícula tasa de reposición no pro-
                                           duce ahorro económico, puesto que siguiendo la Directiva 1999/70/CE relativa al Acuerdo
               todas las plazas           Marco sobre trabajo de duración determinada, los funcionarios interinos que se nombren para
                   vacantes             cubrir las vacantes reales existentes conforme a la demanda educativa tienen que percibir las mis-
                                      mas retribuciones (sueldo, trienios, sexenios, complementos...) que los funcionarios de carrera. No
                                   hay diferencias económicas entre convocar y ejecutar Oferta de Empleo o seguir con interinos.

                      Tampoco es razonable la excusa de que se desordenan las listas de interinos porque, aunque haya que comprender las
                      distintas situaciones del colectivo, lo que se está jugando el profesorado interino con esta falta de convocatorias es nada
                      menos que formar parte de la función pública y transformar su empleo precario en definitivo. Voces interesadas pare-
                      cen alertar a los interinos de los riesgos de convocar pocas plazas y les animan a aprobar la falta de convocatoria sin
                      hacerles comprender que prolongar su situación de precariedad es algo parecido a lo que suele llamarse “pan para hoy
                      y hambre para mañana”. El profesorado interino debe estar informado de la auténtica verdad: se está fragilizando el
                      empleo docente a sus expensas. Los interinos nunca podrán desaparecer porque siempre serán necesarias las sustitu-
                      ciones, pero debe ser un colectivo cuyo número se ciña a proporciones razonables para que la mayoría de las plantillas
                      docentes estén ocupadas por miembros de la función pública. ¿Qué proyecto educativo, qué sentimiento de pertenen-
                      cia a un claustro puede desarrollar quien cada nuevo curso cambia de destino? Y por otro lado, ¿qué garantías tienen
                      hoy los interinos, a los que fácilmente se les puede suprimir el puesto o rebajar sus derechos económicos y laborales en
                      función de la temporalidad o de la planificación que haga cada Administración educativa.
                      Hay otra pregunta más, destinada al Ministerio de Educación y a las Consejerías: ¿Por qué no se puede gestionar la
                      educación con sentido común? Es imprescindible que la oferta de empleo público docente reponga todas las plazas
                      vacantes después de ajustar las plantillas y sacar todas las plazas a concurso de traslados. Es necesario abrir una horqui-
                      lla de máximos y mínimos para la tasa de reposición que permita a las comunidades autónomas adecuarse a sus dis-
                      tintas realidades. El Ministerio debe coordinar y liderar la oferta de empleo y velar porque haya oferta de empleo en
                      todas las comunidades.

                      Desde ANPE siempre hemos defendido el empleo docente estable como factor de calidad educativa y ahora, más que
                      nunca, como condición laboral imprescindible ante algunas  medidas privatizadoras de la Educación y las potestades
                      que la LOMCE atribuye a la dirección de los centros en materia de selección del personal docente.
                      Convertir a los docentes en un colectivo vulnerable e inestable  es un error que puede costar muy caro a la calidad de
                      la educación en España.

                                                                                                  Enero-febrero 2014 /  3
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