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EDITORIAL




            Un Pacto de Estado para transformar el sistema educativo

            o el parto de los montes



                    “Parturient montes, nascetur ridiculus mus” (Horacio, Ars Poética).
                    “Parieron los montes y nació un insignificante ratón”




                         L significado del parto de los montes se utiliza para referirse a aquellos acontecimientos que se anuncian como
                         algo mucho más grande e importante de lo que realmente termina siendo. Viene esto a propósito de lo que no
                   Equisiéramos que ocurriera con el resultado final del tan deseado Pacto de Estado por la Educación.
                            Tras un año de comparecencias ante la subcomisión del congreso, los partidos políticos han acordado los 15
                                puntos que han de constituir el contenido del pacto. Pero ahora empieza la verdadera dificultad en el
                                   desarrollo y concreción que se le dé a estos temas para vislumbrar si lo que realmente se desea es
                Queremos             alcanzar un pacto de estado político social y territorial que sirva para transformar nuestro sistema
               que el pacto           educativo o, simplemente, nos quedamos con un maquillaje de la configuración de nuestro
                                       modelo  educativo  actual  basado  en  la  estructura  legislativa  que  lo  sostiene:  LODE-LOE-
         contemple a la escuela        LOMCE.
            pública como eje           Hemos dicho muchas veces que el pacto es un medio, no es un fin en sí mismo, por ello ape-
            vertebrador del            lamos a los principios, que son los que deben sustentar y fundamentar el desarrollo todos y
                                       cada uno de estos puntos.
           sistema educativo
                                     Desde ANPE siempre hemos apostado por la educación como una cuestión de Estado y ahora,
                                    más que nunca, en la que asistimos a una grave crisis territorial. Uno de los objetivos estratégicos
                                 del Pacto es fomentar un sistema educativo en el que se combine, en todos sus niveles, la equidad y
                              la calidad como parámetros indisociables para mejorar la educación.  El Estado está obligado a definir
                    unos principios y unos contenidos básicos comunes para todos y hacerlos cumplir con la finalidad de cohesionar nues-
                    tro sistema y ello afecta tanto a los contenidos curriculares, a los derechos de los ciudadanos a hacer compatible el
                    derecho a conocer y usar el castellano con las demás lenguas vernáculas en los territorios en las que coexistan y a la
                    propia regulación de los cuerpos docentes.

                    Queremos que el pacto contemple a la escuela pública como eje vertebrador del sistema educativo, sin exclusión de
                    las otras redes, porque es la única que llega a todos los rincones, atiende a todos los alumnos cualquiera que sea su
                    situación y es por ello garante de la cohesión social y del principio de igualdad de oportunidades. En este aspecto resul-
                    ta fundamental un acuerdo básico para la financiación.

                    Pero si el Pacto quiere ser algo más que una declaración de buena voluntad deberá revisar el modelo pedagógico y la
                    estructura que sustenta el sistema educativo. Es preciso un cambio hacia parámetros de calidad basados en la valora-
                    ción del conocimiento, la exigencia en el aprendizaje, la evaluación rigurosa y el esfuerzo. Ello requiere avanzar hacia
                    una mejor definición de los aprendizajes imprescindibles que hay que garantizar a todo el alumnado en el marco de
                    la educación obligatoria, así como en la modernización del método educativo con nuevas formas de aprender y de
                    enseñar. Los cambios han de afectar al diseño y regulación de la Educación Obligatoria y del Bachillerato y, por
                    supuesto, apostar decididamente por la Formación Profesional.
                    Y para todo ello, como propuesta fundamental, hay que abordar la situación del profesorado y su futuro profesional.
                    Debemos acordar medidas de reconocimiento, apoyo y valoración de la tarea docente. Es prioritario un nuevo diseño
                    de la profesión docente, en un doble aspecto: una ley de la profesión docente y un Estatuto del Profesorado, que defina
                    como atraer a los mejores profesores a las aulas, como formarlos y como regular una carrera profesional que haga atrac-
                    tiva y motivadora el desempeño de su función. El docente es la clave del sistema educativo y su figura debe estar en
                    el centro de las políticas educativas y ha de ser un agente determinante para este pacto. Si ello no se aborda en este
                    sentido, el pacto nunca será efectivo y habremos perdido otra oportunidad.

                    Somos conscientes de que el consenso sobre estas cuestiones es complejo, pero es necesario alcanzarlo si verdadera-
                    mente queremos sacar a la educación de la confrontación ideológica permanente y dotar de estabilidad y perdurabili-
                    dad a nuestro sistema educativo, sabiendo que éste es uno de los instrumentos más importantes de la vertebración y
                    el progreso de una sociedad avanzada.  Se han suscitado muchas expectativas en toda la sociedad. Sería imperdonable
                    que el pacto para transformar la educación en España no se lograse y se generara una mayor frustración. Aún estamos
                    a tiempo.


                                                                                              Enero-febrero 2018  3
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