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EDITORIAL
ANPE ante el nuevo Gobierno
¿Una legislatura imposible?
RAS más de diez meses con un gobierno en funciones, con dos elecciones generales de por medio y en una
situación de inestabilidad e incertidumbre política, por fin se ha celebrado la sesión de investidura que otorga
el Gobierno al Partido Popular. Cuestión bien diferente es si este gobierno surgido en una crisis institucional,
Tsin precedentes, va a contar con los apoyos necesarios para dotar de estabilidad a esta legislatura.
Son muchas las cuestiones pendientes que el nuevo gobierno ha de afrontar para impulsar la economía, crear más
empleo y acometer y apuntalar las reformas estructurales sobre las que se asienta nuestro estado de bienestar. Para
nosotros, entre ellas, y en lugar relevante, deberá estar la de la educación.
Desde el escepticismo, ante los precedentes por las iniciativas parlamentarias que se han venido apro-
Es bando en los días previos a la constitución del gobierno y que nos dan una idea de las dificultades
imprescindible, que va a tener el gobierno para sacar adelante cualquier proyecto, no es difícil aventurar que esta-
mos ante una legislatura infernal, o tal vez imposible. El tiempo lo dirá, pero lo que es evidente
más que nunca, el
es que en este escenario es imprescindible, más que nunca, el diálogo, la negociación y el acuer-
diálogo, la negociación y do que permitan un consenso de mínimos que hagan posible la vialidad de esta legislatura.
el acuerdo que permitan Pese a todo, el nuevo Gobierno y el Ministro de Educación tendrán que afrontar unos retos
un consenso de inmediatos, que pasan por:
mínimos • Un pacto básico de Estado. Los grandes partidos políticos deberán adquirir con la sociedad el
compromiso de un acuerdo básico en educación que permita la estabilidad normativa desde las
mejoras reales y efectivas, y que preserve al sistema educativo de los recortes presupuestarios. La edu-
cación debe ser un asunto de Estado y no de territorio o de partido. Es imprescindible garantizar una cohe-
sión real del sistema educativo que impida la fragmentación en subsistemas y la utilización de lo educativo como
arma de confrontación política. Solo desde un pacto o acuerdo previo podrán abordarse los cambios y reformas
que tiene pendiente nuestro sistema educativo.
• Priorizar la enseñanza pública como garante del principio de igualdad de oportunidades y de cohesión social.
• Elaborar una ley de financiación de la enseñanza. Además, es imprescindible aumentar el porcentaje de PIB
destinado a la educación hasta alcanzar al menos el 6% en esta legislatura. No olvidemos que los recortes pre-
supuestarios en los últimos años han reducido el gasto educativo hasta el 4,4 % actual, lo que nos aleja cada vez
más de los países de la UE.
• Abordar la situación del profesorado y su desarrollo profesional, que pasa por negociar de manera inmediata
el Estatuto Docente, la norma marco que precisa la política del profesorado.
Pero son muchos más los retos pendientes. Por ello incidimos que sería necesario invertir generosamente en edu-
cación, y a la vez rentabilizar óptimamente los recursos para que reviertan en la mejora del sistema educativo.
Invertir en educación es caro. No invertir es más caro aún. Actualmente, a la vista del enorme número de jóvenes
con titulación académica que están en el paro, cunde la idea de que estudiar no sirve para nada, pero esta idea, ade-
más de ser falsa, es lesiva para nuestros jóvenes. El índice de paro es muy superior en las personas sin estudios que
en las personas con alguna titulación. Y esta situación se va a agravar en el futuro próximo. El trabajo va a ser esca-
so, y solo la mejora de la formación, en un mundo globalizado y en competencia feroz, va a facilitar el acceso a un
empleo cualificado. La Comisión Europea señala en su documento Europa 2020, para ese año, un total de 16
millones de puestos de trabajo suplementarios que requerirán cualificaciones altas, mientras que la demanda de
cualificaciones bajas caerá en 12 millones. En este contexto, cobra especial relevancia el compromiso de mejorar la
formación de nuestros jóvenes, apostar y prestigiar la Formación Profesional y vincular la Educación Superior y la
Universidad con las empresas.
Ante esta nueva etapa, ANPE proclama que la educación es el verdadero indicador de la marcha de una sociedad,
es la mejor política social y la inversión más segura para salir de la crisis de valores y también de la crisis económi-
ca, que están ocasionando tan enormes cambios sociales. El gran desafío en este momento es convertirla en el cen-
tro de los intereses y de las actuaciones políticas. Por esto creemos que la sociedad entera debe tomar partido por
ella, y los poderes públicos adoptar las decisiones ineludibles para solucionar uno de los problemas más graves de
nuestro país. Una buena educación, sin duda, construye y mejora el futuro.
Noviembre 2016 3