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Editorial
hayan impedido conseguir la figura de autoridad pública del docente en la buena lid de la negociación sin-
dical, es un motivo de orgullo para nosotros que toda la sociedad sepa que ANPE es el defensor del profe-
sor y el principal actor para el reconocimiento de esa autoridad.
Todo lo que ha estado en nuestra mano se ha hecho, frente a la insalvable muralla de la falta de voluntad
negociadora del Ministerio de Educación y las Consejerías. Nuestros deberes han estado siempre listos en
fondo y forma. Hemos aportado propuestas coherentes y concretas, hemos conseguido evitar algunos erro-
res de bulto como la consideración de los días lectivos del profesorado que incluían los primeros borrado-
res de la LOMCE, el camino cerrado sin título que inicialmente tenía la formación profesional básica, o
determinadas iniciativas autonómicas, y hemos sido citados por todos los grupos parlamentarios para expo-
ner nuestras propuestas en el Congreso de los Diputados. Del articulado final de la LOMCE, de la preca-
riedad de los centros educativos y de la interminable espera del Estatuto Docente deben dar explicaciones
quienes, desde su lado, no han querido escuchar nuestras propuestas de medidas y soluciones. ANPE no
ha dejado ni dejará de exigir medidas que mejoren la educación en España y contribuyan al reconocimiento
y dignificación de la profesión docente. Si algo puede reconfortarnos en estos temas es que, si se ha podi-
do llegar tan lejos en cuanto al reconocimiento de los problemas del sistema educativo y de los docentes,
ha sido gracias a nuestro trabajo. A nuestras campañas, como la exitosa “Yo también soy defensor del pro-
fesor” del año 2010, que concitó en torno a esta iniciativa de ANPE a personalidades de primer
nivel de la vida social española; o “La verdad de la profesión docente” del año 2013; o
recientemente la campaña de matriculación en la escuela pública.
Tenemos que conseguir que la educación alcance el lugar que se merece en la política
Tenemos que conseguir
y la sociedad: un lugar central y estable. Y a partir de ahí, establecer como priorita-
que la educación alcance el rio lo que es verdaderamente prioritario en educación: los alumnos y los profesores.
lugar que se merece en la Nuestro objetivo como país no puede ser mejorar los resultados del Informe PISA
2015. Tiene que ser despejar el futuro de los jóvenes, garantizarles una formación
política y la sociedad: un equitativa y de calidad, motivar y dignificar a los docentes para que puedan llevar a
lugar central y estable cabo sin desánimo la difícil tarea que la sociedad les ha encomendado. Nuestro obje-
tivo para los próximos cuatro años debe ser el que se ha convertido en lema del VII
Congreso Sindical: más educación, más profesorado, mejor futuro.
Junio 2014 5