REVISTA ANPE 619

O P I N I Ó N 21 tar ni desarrollar normativamente dere- chos y obligaciones. No olvidemos la excesiva y compleja burocracia. En mis quince años de ser- vicio al sindicato, es la primera vez que una de las consultas más repetidas es cómo programar o evaluar, protocolos de salud, diabetes, alumnado con tras- tornos de todo tipo, medicación y un largo etcétera. Hablando en plata, no podemos ser sustitutos de padres y madres, enfer- meros, psicólogos, administrativos o gestores de comedores escolares, o ahora técnicos de infantil con la entrada de 0 a 3 años en los centros. Tras muchos años de vida sindical y ayuda y servicio a todo aquel que lo haya necesitado, debo reconocer que este final y principio de curso, el des- concierto, las dudas, la desgana, a ve- ces la injusticia y el cansancio, fueron tales en número e intensidad. Varios son los motivos, como tormenta perfecta, que han coincido en el tiem- po, nubes como por ejemplo la buro- cracia, que han ido evolucionando a borrascas huracanes y ciclones, a los que hay que sumar la derivación de los problemas sociales actuales a nuestros centros escolares con una plantilla ya exigua y extenuada sin preparación ni formación específica, obligada por vo- cación y responsabilidad a multiplicar sus horas de trabajo, ni reconocidas ni pagadas. Es la consecuencia de una profesión sin regular, con disparidades territoriales en permisos, salarios, in- cluso titulaciones y requisitos para ejer- cer como funcionario interino. Además, el famoso proceso de estabilización, que más bien ha venido a desestabi- lizar nuestro cuerpo de funcionarios en cuanto a concursos de traslados o asignación de grupos, al haberse rea- lizado tan chapuceramente, no en el sentir, sino en las formas y maneras, así como la integración de los profesores técnicos de FP a Secundaria, sin concre- Por otro lado, seremos los únicos traba- jadores que, de nuestro bolsillo, abona- mos luz, internet, teléfonos, herramien- tas tecnológicas, vehículos y un largo etcétera sin remuneración, no digamos horas extras vencidas y no pagadas. Ne- cesitamos y exigiremos una homologa- ción salarial inmediata, justa, reconoci- da y reconocible. Nuestra profesión necesita de una re- gulación de mínimos urgentemente, pues nuestro cuerpo es estatal y las diferencias entre comunidades en cual- quier aspecto es abismal, por lo que urge de nuestra clase política un Esta- tuto Docente y Carrera Profesional que nos una más que nos separe Por último, trátennos como lo que so- mos, docentes, y si quieren que seamos otras cosas, metan a otras adminis- traciones o profesionales en nuestros centros educativos, o doblen nuestras plantillas de docentes, pero con forma- ción específica. Hoy tocó hablar de razones que nues- tro corazón de docente tiene y que por desgracia quien ni lo es ni lo ha vivido conoce, y aunque nuestra administra- ción exponga otras razones, que sepa que, sin corazón, ni tendrán estos do- centes ni esta educación.  El corazón tiene razones que la razón no conoce Consciente de que esta publicación es de docentes para docentes, escribo con el corazón y la razón, ya que para aquel que lo lea, y no lo sea, seguramente encontrará alguna otra razón, pero créanme, sin corazón. “Es la primera vez que una de las consultas más repetidas es cómo programar o evaluar, protocolos de salud, diabetes, alumnado con trastornos de todo tipo, medicación y un largo etcétera.” Presidente de ANPE Cáceres Saturnino Acosta García

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