REVISTA ANPE 618
E D I T O R I A L M AY O - J U N I O 2 0 2 3 R E V I S T A P R O F E S I O N A L A N P E 6 1 8 4 permitan priorizar la atención a nuestro alumna- do. Entre otras cuestiones, son necesarios una estabilidad normativa, una bajada de ratio y el refuerzo de plantillas docentes, junto a un aumen- to de la dotación de personal de administración y servicios. No es tarea fácil, nos encontramos con la inesta- bilidad de un sistema educativo que provoca que cada vez que hay un cambio de gobierno se pro- duzca un cambio en la Ley Orgánica de Educación, con los consiguientes desarrollos normativos, mo- dificaciones que van desde las programaciones de centro y departamento hasta el modo de evalua- ción. Y todo ello en un año electoral, un año donde es obligado apostar necesariamente por el diálogo y la negociación para formar gobiernos estables en la próxima legislatura. Estamos en un momento crucial, sin duda el más difícil desde la restaura- ción de la democracia. En ANPE, como sindicato independiente y profesional, siempre hemos res- petado todas las opciones y no hemos mostrado ninguna preferencia por ninguna sigla ni color po- lítico, pero estamos obligados en esta tesitura a manifestar que España precisa bases sólidas para afrontar los retos y desafíos que tiene planteado nuestro país. En el ámbito educativo, sólo desde al menos un acuerdo de mínimos, se pueden establecer las ba- ses para acometer y desarrollar los cambios en las leyes educativas que permitan acometer las gran- des reformas pendientes. En ANPE nos gustaría que el debate educativo se situara en la reflexión serena sobre los retos y desafíos a los que hay que dar respuestas y soluciones. Para ello hay que cen- trarse en la búsqueda de consensos y acuerdos básicos que alejen a la educación de la confron- tación ideológica permanente y de las propues- tas irreconciliables, buscando lo verdaderamente esencial y apartando lo accesorio. En definitiva, que seamos capaces de ponernos de acuerdo en cuestiones principales para resolver los problemas de fracaso y abandono escolar, opti- mizar los rendimientos educativos del alumnado, impulsar y prestigiar la enseñanza pública como se merece, mejorar la convivencia en los centros y reconocer y valorar la tarea docente. En el marco actual, en proceso de implantación de una nue- va reforma educativa, la política del profesorado debe ser prioritaria para las administraciones. Pero no habrá ninguna mejora posible para la educa- ción en España mientras no se reconozca y valore la verdadera profesionalidad de los docentes; te- nemos una buena oportunidad contemplada en la disposición adicional séptima de la LOMLOE, pero parece que poco o nada interesa su desarrollo a las administraciones educativas. Es necesario, ahora más que nunca, tener altura de miras y sentido común. Pero es difícil avanzar a tenor del escenario que estamos presenciando, donde algunos líderes se inclinan principalmente por la senda del radicalismo, de la exclusión y de la confrontación. En esta situación, las incógnitas e incertidumbres se ciernen sobre un futuro inme- diato y resulta difícil aventurar nada. Confiamos en que los principales partidos políti- cos sepan actuar en consecuencia, retomando la senda del diálogo que derive en acuerdos, despe- jando así las incertidumbres para que la sociedad española recupere la ilusión y la confianza. Nece- sitamos certezas sólidas para construir un futuro mejor. Y esto, que es básico en cualquier proyec- to, en Educación es aún más primordial. “Confiamos en que los principales partidos políticos sepan actuar en consecuencia, retomando la senda del diálogo que derive en acuerdos. Necesitamos certezas sólidas para construir un futuro mejor”
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