Revista ANPE Nacional nº 613

A pie de Aula 21 Marzo-abril 2022 Sus periodos vacacionales siempre los ha dedicado al volun- tariado internacional: empezó dando clases de inglés en un colegio de Chiang Mai (Tailandia); otro verano estuvo en un orfanato de Jaipur (India), y terminó cuidando a bebés en un centro de rescate infantil de Mombasa (Kenia). Un repentino y desafortunado ingreso en el Hospital de Mombasa por sepsis, dengue y esquistosomiasis le hizo ver claramente que la ayuda más inmediata que necesitaban los niños y niñas en países subdesarrollados es el acceso a la asis- tencia médica, ya que en muchos países no es gratuita: “¿Qué pasa entonces con todos aquellos niños que no pueden costear los gastos hospitalarios?” –se preguntaba desde la camilla–. “Ni siquiera son atendidos”, era la respuesta que temía recibir. Es por ello que, con sentimientos encontrados por poder ser atendida en el hospital de Mombasa a diferencia de muchas personas locales que no tenían ese privilegio, decidió fundar “ Supporting Healthcare in Kenya” , con fines medicosanita- rios; deseaba garantizar asistencia médica a todos aquellos ni- ños y niñas que desgraciadamente no tienen acceso a ella. En cuanto le dieron el alta y regresó a España, se puso a recaudar fondos para poner en marcha un proyecto de la nada. Para iniciarlo, no fue necesario buscar mucho: justo al llegar a la aldea de Kombani encontró a Salim. Tenía sarna, hongos cutáneos y parásitos intestinales. Lo llevó al médico y le pau- taron la medicación que debían darle sus padres. No obstan- te, sus padres nunca siguieron las indicaciones del médico: ni lavaron a su hijo, ni le dieron los antibióticos, ni le aplicaron la pomada. Creían ciegamente que el collar de santería que le habían puesto a Salim ya tenía el poder necesario para prote- gerlo ante cualquier enfermedad. En ese preciso instante tuvo muy claro que su proyecto nunca iba a funcionar si no añadía otro objetivo indispensable: la educación. Su misión no podía basarse en llevar a niños al médico y curarles las enfermedades de forma puntual, sino que de- bía hallar el modo de poder reeducarlos para que pudieran prevenirlas. Es por ello que fundó un colegio en la aldea. “ Mamawatoto School” es a día de hoy el nexo de unión de los 122 niños que en algún momento ha ido llevando al médico para que les trataran todo tipo de enfermedades comunes en la población infantil keniana. En el colegio, no sólo aprenden las asignaturas establecidas por el currículo de Kenia, sino que también aprenden hábitos de higiene como lavarse las manitas con agua y jabón antes de comer y después de ir al baño; no comer directamente sobre la olla o el suelo; o la importancia de acudir al médico cuando aparece el mínimo indicio de enfermedad. Tanto la labor pe- dagógica del profesorado como la información presente en los libros de texto amplían las ideas, pensamientos, convicciones e ideales de las nuevas generaciones de la aldea de Kombani. Esos niños, además de ir al médico, debían ir al colegio. Sólo cuando entiendan –como tribu, sociedad y comunidad– el rol fundamental de la higiene, sanidad y medicación, serán receptivos a curar sus enfermedades mediante la medicina, siempre complementaria (nunca suplementaria) a sus rituales tradicionales de brujería y santería. Hoy en día, Marta tiene muy claro que esta barrera cultural que muchas veces con- lleva muertes prematuras, sólo puede romperse abriéndoles las puertas de la educación y la escolarización , indispensa- bles en cualquier proyecto de cooperación al desarrollo. Gracias a “ Supporting Healthcare in Kenya” , los 122 niños y niñas de “ Mamawatoto School” tienen acceso a asistencia médica gratuita y de calidad, escolarización y dos comidas al día. Todo gracias a cuotas de apadrinamientos de tan sólo 12 euros al mes. Para más información podéis visitar las RRSS de la ONG: Facebook: Supporting Healthcare in Kenya Instagram: supporting.healthcare.in.kenya Con muy poco, podemos hacer muchísimo. Marta Oreja Bernal fundó en 2019 la ONG “Supporting Healthcare in Kenya”. Es profesora de inglés y francés en horario laboral, como ella misma afirma, y en su tiempo libre se dedica en cuerpo y alma a la cooperación al desarrollo. La educación: el medicamento más efectivo

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