Revista ANPE Nacional nº 613
OPINIÓN 18 ANPE 613 La función del docente, hoy más que nunca, es in- sustituible en el aula. Su labor consiste en mo- tivar a sus alumnos/as, orientarles, despertar en ellos una cultura del esfuerzo, del traba- jo. Juntos, docente y alumnos/as, diseñan, planean, descubren y emprenden con el fin de avanzar e innovar. Los estudiantes hoy se encuentran con una gran cantidad de herramientas, de información, de opciones y ante ello noso- tros debemos ser capaces de motivarles a ser constantes, a aprender a seleccionar y a orientar sus esfuerzos al tiempo que compartimos con ellos nuestros conocimientos y nuestras experiencias. La verdad es que, aunque el confinamiento nos pilló a todos por sorpresa, y cuando se decretó el cierre de los centros educativos, los docentes hemos sabido adaptarnos y en muy pocos días fuimos capaces de trasladar la actividad educati- va de nuestras aulas a nuestras casas, convirtiendo nuestras habitaciones en espacios que irradiaban conocimientos y nuestros salones en verdaderos platós de televisión, que nos permitieron hacer un seguimiento y un acompañamiento educativo para que ninguno de nuestros alumnos/as se que- dase descolgado. Los hemos perseguido por tierra, mar y aire, todos los días de la semana, sin horarios para que las desigualdades sociales no creasen brecha en los más despro- tegidos y desfavorecidos. Hemos tenido que adaptarnos de manera exprés al aprendizaje a distancia y manejar nuevas herramientas digitales, la mayoría de las veces sin la for- mación adecuada para ello, con el hándicap de carecer de las infraestructuras y medios necesarios y con verdaderas dificultades para conseguirlas, dada la situación de confina- miento en el que nos encontrábamos. Los docentes hemos estado en la primera línea para garanti- zar la continuidad de un aprendizaje de calidad cuando nues- tros centros estaban cerrados y hemos desempeñado un papel clave a lo largo de toda la pandemia, aunque para nosotros apenas haya habido aplausos. Hemos desempeñado una labor especialmente difícil en los últimos tiempos y si algo positivo nos ha dejado esta pandemia es que hemos puesto de manifiesto el valor del docente en nuestras aulas educati- vas y en el conjunto de la sociedad . Hemos estado en primera línea en los momentos más difíciles, proporcionando conoci- mientos y sobre todo apoyo socioemo- cional a nuestros alumnos con una es- pecial dedicación y cariño hacia los más vulnerables y con menos medios. La pandemia de COVID-19 ha sacado a la luz las debilidades y grietas del sistema y nos reclama ciertos aspectos que debemos reforzar y potenciar para poder alcanzar un sistema educativo que se adapte a nuestros alumnos/as y a una sociedad moder- na y cambiante, avanzando así hacia una verdadera educación del siglo XXI. Otra importante lectura que debemos hacer de estos durí- simos dos últimos años es que la presencialidad en el aula es vital para nuestros jóvenes, pero también que las nuevas tecnologías nos aportan un sinfín de ventajas, oportunidades, recursos y medios. Es mi opinión, que sería temerario olvidar la experiencia vivida y desmontar los mecanismos, las pautas y las prácticas que hemos originado para mantener una educa- ción de calidad en funcionamiento más allá de la presenciali- dad, pero no olvidemos nunca que no se puede pensar en una educación que no procura la cercanía, la mirada cómplice, el fortalecimiento que produce al niño y al adolescente crecer y acopiar conocimientos y destrezas, día a día, en compañía de sus docentes. El valor de la profesión docente es irremplazable y no serán la tecnología, las aulas virtuales, la enseñanza en lí- nea, la realidad virtual, las videoconferencias, Zoom, Teams, Meet.. los que van a salvar la educación después de dos años de profunda pandemia, sino los docentes que estamos al pie del cañón todos los días. Es muy difícil predecir el futuro, pero desde mi punto de vis- ta la presencialidad es irrenunciable en la profesión docente, aunque las nuevas tecnologías nos brindan multitud de ven- tajas y oportunidades y sería muy positivo complementarlos, permitiéndonos así crear un sistema más completo y más ro- busto, aprovechando lo presencial y el online . El valor de la profesión docente es irremplazable Los docentes son un pilar irremplazable en la educación por ser, además de administradores de conocimientos, agentes que generan profundos cambios en sus alumnos/as. El docente, figura insustituible Por Julio Díaz Escolante, presidente de ANPE Galicia
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