Revista ANPE Nacional nº 610
OPINIÓN 24 ANPE 610 cualquier futura medida o reforma. A nadie se le escapa que nos encontramos en una situación política muy compleja donde tanto los docentes como la sociedad en general ya estamos cansados y hartos de vaivenes, crispación, inestabi- lidad, confrontaciones y desencuentros, y exigimos de una vez por todas que nuestros representantes políticos, junto a las administraciones educativas, den de una vez por todas un paso firme en la dirección correcta, que no es otra que la del acuerdo y el entendimiento, especialmente en algo tan trascendental como es la Educación. En estos días asistimos a un intenso debate sobre las repeticio- nes escolares, mediante numerosos artículos e intervenciones en medios de comunicación, con una nueva Ley educativa en desarrollo e implantación como telón de fondo. No es un tema precisamente nuevo, en absoluto. Quizás nos encontra- mos de nuevo en este punto, casi de partida podríamos decir, por la falta una vez más del acuerdo necesario a la hora de au- nar esfuerzos en la búsqueda y determinación de las razones por las cuales los datos de repetición en España superan sen- siblemente a los que arrojan los países de nuestro entorno. Sin entrar en detalles técnicos, ¿son mejorables esos resultados? La respuesta evidentemente es sí, pero, en nuestra opinión, la solución o remedio no puede ir encaminada en la línea propuesta en el reciente Proyecto de Real Decreto por el que se regula para el curso 2021-2022 la evaluación y las condi- ciones de promoción de la Educación Primaria, la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato, así como las condi- ciones de titulación en Educación Secundaria Obligatoria y en Bachillerato. Pretender establecer de forma unilateral unas condiciones de evaluación y promoción, donde muchos entendemos que se rebaja y relajan las condiciones de exigencia académica y donde se otorga toda la responsabilidad final de forma casi subjetiva al profesorado, no parece ser la mejor manera de poner remedio al problema del excesivo número de repeti- ciones. Eso sí, se mejorarán posiblemente y a corto plazo los resultados y estadísticas que tanto preocupan al responsable político de turno. A todo ello hay que añadir la preocupación ante el envío de un mensaje, a nuestro entender erróneo y a su vez claramente equívoco, a unos jóvenes que se enfrentarán en un periodo cercano a una sociedad competitiva, un mer- cado laboral complejo y exigente y donde su preparación será a buen seguro su mejor baza de cara al futuro. Es tiempo por tanto de encontrar verdaderas soluciones. Pre- cisamente por ello debemos comenzar por establecer o re- plantear cuáles son los fines que pretendemos conseguir, em- pezando por definir los objetivos de nuestra Educación y la forma y medios que estamos dispuestos a dedicar en esta tarea y, sobre todo, la asignatura permanentemente olvidada de an- teriores reformas educativas, y ya son muchas: el profesorado, cuestión que esta nueva Ley sí contempla. Esperemos que no quede solo en optimismo y una nueva ilusión defraudada. Somos conscientes de la dificultad de lograr el consenso so- bre todas estas cuestiones, pero es imprescindible apartar la Educación de la confrontación ideológica permanente, si verdaderamente queremos dar pasos en la dirección correcta. En ANPE continuaremos trabajando por la consecución al menos de un gran acuerdo social, manteniendo siempre con firmeza nuestras reivindicaciones en aras de la mejora del sis- tema educativo, las condiciones laborales de los docentes y su consideración social.
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