Revista ANPE Nacional nº 609
AUTONOMÍAS 66 ANPE 609 Se llega ya a un final de curso que nadie olvidará. Un final de curso donde se han modificado los horarios de los docentes, de los alumnos, de las familias, se han cambiado las costumbres y se ha convertido en algo cotidiano el uso de las nuevas tec- nologías de una manera, aparentemente, normalizada. Desde ANPE Melilla, decimos “aparentemente normalizada”, porque sabemos que no es así. La brecha educativa se ha abierto y mucho. Las diferencias económico sociales que exis- ten en nuestra ciudad, han dejado, y va a durar mucho tiempo, un escalón educativo difícilmente salvable, al menos a corto plazo. ¿Cómo se piensan recuperar los contenidos perdidos, las horas perdidas, las relaciones perdidas? Y de aquellas materias que se han reducido a la mínima expresión sin una legislación o marco legal que haya sustentado esa pérdida de currículo esen- cial, ¿qué se hace con eso ahora? Término de moda: “La Nueva Normalidad”. ¿Qué pasará cuando ésta llegue? ¿Significará la vuelta a las aulas de todos los alumnos de Melilla en horario normalizado? ¿Más de 30 alumnos por aula, que es la media que tenemos en más del 85% de centros de la ciudad? ¿Se podrá? Centros nuevos no hay, y se buscan espacios desesperadamente para reducir estas ratios ilegales que nos asolan. Los equipos directivos buscan estos espacios, pues es a éstos a los que la administración les pide que lo hagan, lo cual roza la vergüenza, pero ¿qué pasará si no hay? ¿Quitamos aulas de música, laboratorios, gimnasios, aulas de plástica, para evitar el hacinamiento y garantizar así la seguridad? Durante años se han denunciado las altas ratios, y nos encon- tramos ahora en que después de un año y medio aproximada- mente desde que esta pandemia llegara para quedarse, no se ha hecho nada. No hay más centros, no hay espacios nuevos. En otros lugares se levantan hospitales en un mes y aquí no se ha hecho nada sabiendo que esto iba a suavizarse y que no se pueden seguir recortando horarios, o alternando días de asis- tencia de los alumnos a clase. Evidentemente es momento de dar las gracias a equipos direc- tivos, claustros, personal no docente que trabaja en los centros, familias y por supuesto a nuestros alumnos, por todo el es- fuerzo hecho, pero también hay que exigir a nuestros respon- sables y gobernantes que se dejen ya de palabrería barata y dis- cursos demagógicos, y que se pongan a trabajar de una vez por todas por la Educación, base fundamental de todo sociedad que quiera prosperar. No se avecinan buenos augurios, se ha hecho mucho daño en muy poco tiempo, y pasará factura a generaciones futuras. Para terminar, ahora llegan las ansiadas oposiciones. Muchísi- mas plazas como única opción de acabar con la alta interinidad existente. Por igualdad, mérito y capacidad, como debe ser, pero con años atrás en los que las plazas ofertadas han sido insufi- cientes y ahora hay mucho miedo. Hay que consolidar a través de oposiciones, que tienen que ser amplias ofertas que se ajusten a la realidad de los centros de Melilla, que ayuden a los que ya están en el sistema, pero que también den oportunidades a to- dos aquellos que quieren acceder al mundo laboral. Suerte a to- dos y mucha salud para el presente y futuro. Hacia un final de curso atípico Melilla
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