Revista ANPE Nacional nº 608
Opinión Marzo-abril 2021 27 “Pensar mata”: así de contundente era la pintada que me topé mientras paseaba. Estaba situada cerca de un centro educativo. Pensé que la habría realizado algún joven adolescente, proba- blemente alumno del centro. ¿Qué le había empujado a ese jo- ven a exponer de forma tan contundente su opinión? ¿Tal vez habría comenzado a estudiar ya filosofía? Aunque la adolescencia es el momento adecuado para aprender a pensar, tal vez el joven, inmerso en una sociedad donde imperan los estímulos sensitivos, los sentimientos y los deseos, - que además deben ser satisfechos de modo in- mediato-, sienta que ponerse a pensar le está matando. Al menos le mata la somnolencia en la que está inmerso, como gran parte de la sociedad. Ya decía Sócrates que su tarea con- sistía en despertar a los hombres del sueño, como las moscas. Quizá el autor de la pintada sea un chico perspicaz que sepa lo que le ocurrió a Sócrates y haya extraído su propia conclu- sión: “Si no hubiera pensado, o hubiera opinado como la ma- yoría, si hubiera sido políticamente correcto, hoy nadie sabría quién fue Sócrates, pero al menos habría vivido algunos años más y Jantipa, su mujer, se lo hubiera agradecido”. ¿Mata hoy pensar? En el primer sentido tal vez sea cierto por- que el ser humano se resiste a pensar, perdiendo con ello lo que le hace ser plena y específicamente hombre. Es una tarea engorrosa la que tienen por delante los profesores de filosofía que se esfuerzan en despertar del amodorramiento en que vi- ven la mayor parte de los jóvenes como, por cierto, hacía Sócrates En el segundo sentido, pensar es hoy una amenaza: no mata de forma cruenta, física, pero sí civilmente si sacas conclusiones que van contra la autoridad estable- cida, no solo lo que dicta el Estado, que tam- bién, sino contra esa nueva dictadura de lo políticamente correcto que establecen las nuevas tribus. Ellas dominan la opinión pú- blica y publicada en la web y han convertido sus ideas y creencias en dogmas. Parodiando a Nietzsche diríamos que la religión ha muerto, la hemos matado nosotros, los hom- bres del nuevo milenio, pero hemos creado otras que han ocupado su lugar, con sus catecismos, sus santorales, su inquisición y sus penas, ya sea de telediario o de redes. La actitud genuflexa ya afecta a grandes empresas tales como Disney que ha censurado algunas películas para el público in- fantil tales como, «Dumbo», « Los Aristogatos», y «Peter Pan». Imagine el lector la autocensura que tiene que hacer cualquier particular al escribir o contar un chiste. Esto me llevó a otra reflexión: menos mal, –me dije–, que en este centro educativo se imparte filosofía y que la nueva ley ha Pensar mata, por eso hemos matado al pensamiento Por Juan A. Gómez Trinidad, profesor de Filosofía e inspector de Educación “Pensar mata”
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